30 Días Con La Palabra Viva Y EficazMuestra

La voz que levanta lo muerto

“Entonces Jesús gritó:«¡Lázaro, sal de ahí!». Y el muerto salió…” (Juan 11:43-44, NTV).

No fue una metáfora. No fue poesía. Fue un cadáver envuelto en vendas, con aroma a muerte, escuchando una voz imposible… y volviendo a la vida.

Jesús no habló con Lázaro como quien da consejos. Le gritó vida. Le devolvió el alma con una sola frase. Así de poderosa es su voz. Así de viva es su palabra.

Y si eso puede hacer con un cuerpo muerto, ¿qué no podrá hacer con un alma agotada, seca, decepcionada? Porque hay días en que tú también estás así: con la fe enterrada, la esperanza envuelta en vendas, el corazón atado por decepciones que ya huelen a resignación.

Pero la voz de Cristo no fue hecha para decorar funerales del alma, sino para interrumpirlos.

Spurgeon escribió una vez: “La palabra de Dios nunca llega tarde: llega cuando toda esperanza ha muerto, para demostrar que él es la resurrección”. Y lo hemos visto. En la historia. En la cruz. Y si te rindes hoy a su voz, también en ti.

La palabra de Dios no es motivación efímera, es la misma voz que un día volverá a levantar a los muertos. Y si puede dar vida eterna con una sola orden, también puede resucitar lo que ha muerto en ti.

Oración

Señor, tú no hablaste al oído de un enfermo, hablaste al sepulcro. Así es tu palabra: trae vida y esperanza. Si mi fe está fría, si mi alma está vendada, si camino pero no respiro… pronuncia mi nombre. Que tu voz me levante, no a lo que era antes, sino a lo que solo tú puedes hacer de mí.

En el nombre de Jesús.
Amén.