30 Días Con La Palabra Viva Y EficazMuestra

La palabra que recuerda quién eres

Entre tantas pantallas, filtros y comparaciones, uno puede olvidar su reflejo real. Nos definimos por lo que hacemos, por cómo nos ven, por los errores que cometimos o las metas que no alcanzamos. Pero la Biblia no te mide por eso. La palabra de Dios no refleja tu versión herida ni tu versión idealizada, sino tu verdadera identidad: la que nace del corazón del Padre.

Él no espera que seas alguien más para amarte. No te pide logros para llamarte suyo. Desde antes que el mundo opinara de ti, él ya te había puesto nombre. Isaías lo dice con ternura y poder: “No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío” (Isaías 43:1, NVI).

¡Qué diferente sería nuestra alma si creyéramos esto más que los juicios del mundo! Porque, cuando otros te juzgan, Dios te restaura. Cuando otros te etiquetan, él te llama por tu nombre. Su palabra no olvida lo que él declaró sobre ti, incluso cuando tú lo has olvidado. “El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica, es como el que se mira el rostro en un espejo y después de mirarse, se va y se olvida enseguida de cómo es” (Santiago 1:23-24, NVI).

Por ello, vuelve a ella cada vez que dudes de quién eres. No para buscar consuelo superficial, sino para oír la verdad que no cambia: eres amado, escogido, redimido, eres un hijo de Dios. Aunque el mundo te confunda, su palabra es el ancla que afirma tu identidad.

Hoy, permite que la Escritura te devuelva tu identidad real. No vivas desde la inseguridad, sino desde la certeza de que perteneces a un Dios que no te olvida.

Oración

Padre, cuando me pierda entre las voces que mienten, recuérdame con tu palabra quién soy en ti. Quita de mí la necesidad de aprobación, y enséñame a reconocer tu voz sobre todas las demás. Que cada versículo sea un susurro tuyo que sana, afirma y sostiene mi corazón confundido; y que no olvide jamás que fui redimido, llamado y amado antes de todo lo demás.

En el nombre de Jesús.
Amén.