30 Días Con La Palabra Viva Y EficazMuestra

La palabra que disipa el miedo

La Biblia repite una y otra vez: “No temas”. No porque Dios ignore nuestras razones para tener miedo, sino porque conoce un antídoto más fuerte: su voz. Él sabe que el miedo paraliza, encoge los sueños y distorsiona la verdad. Pero también sabe que una sola palabra suya puede derribar los gigantes que nos acechan por dentro.

Hay miedos que se esconden en los rincones más íntimos del alma: miedo al futuro, a perderlo todo, a envejecer en soledad, a que algo salga mal en un vuelo, a quedarse sin rumbo. Y aunque algunos parezcan irracionales, duelen. Nos roban el aliento, nos quitan el gozo. Pero Hebreos 4:12 nos recuerda que la palabra de Dios es viva y eficaz, y puede penetrar hasta lo más profundo, justo donde ese miedo nació.

La voz de Dios no ridiculiza nuestros temores; los enfrenta con ternura. No impone exigencias desde lejos, sino que se acerca como un Padre, firme y compasivo, para recordarnos: “No estás solo. Yo soy tu sustento”.

Dios, a través de Isaías dice: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa" (Isaías 41:10, CST). Estas no son frases decorativas: son promesas selladas con su fidelidad.

Cuando abrimos la Escritura, no buscamos fórmulas mágicas, sino un encuentro con la presencia viva de Dios. Es esa compañía fiel que sostiene en medio de la turbulencia, que envuelve con ternura al corazón que tiembla. Tal vez la tormenta no se disipe de inmediato… pero algo cambia en lo profundo: nuestra postura ante el miedo. Porque cuando Dios habla, incluso el temor más antiguo aprende a guardar silencio.

Hoy no huyas de tus temores. Míralos a los ojos con la Biblia abierta. Permite que la palabra de Dios viva y eficaz te recuerde quién camina contigo, incluso cuando todo lo demás parece tambalearse.

Oración

Señor, tú conoces los miedos que callo, las dudas que me sacuden y hasta los escenarios que imagino. Háblame con tu voz viva y eficaz, que disipa la oscuridad con verdad eterna. Sostén mi corazón cuando el futuro me asusta, y recuérdame que no camino solo. Hoy decido creer que tu presencia es más fuerte que cualquier temor.

En el nombre de Jesús.
Amén.