30 Días Con La Palabra Viva Y EficazMuestra

La palabra que sana memorias rotas

No todos los dolores sangran por fuera. Hay heridas que viven en la memoria. Recuerdos que se repiten como ecos, imágenes que aparecen sin aviso, palabras que aún arden aunque hayan pasado años. Son cicatrices internas, casi invisibles, pero que determinan cómo nos vemos, cómo amamos y cómo creemos.

A veces pensamos que con ignorarlas basta, que el tiempo lo cura todo. Pero hay dolores que solo cicatrizan cuando pasan por la verdad. Y no cualquier verdad, estoy hablando de la verdad de Dios. Porque su palabra no solo exhorta y guía sino que también sana.

El profeta Jeremías clamó: “Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame, y seré salvo, porque tú eres mi alabanza” (Jeremías 17:14, NVI). En medio del rechazo y del dolor acumulado por cumplir su llamado, él sabía que solo Dios podía restaurar las heridas más profundas. No hay terapia más poderosa que una palabra viva capaz de tocar lo que nadie más ve, aquello que sangra en silencio, lo que pesa en el alma, lo que ni uno mismo sabe cómo nombrar.

La Biblia es como una lámpara que ilumina incluso los rincones más oscuros de nuestro ser. No para exponerte con vergüenza, sino para restaurarte con ternura. Cuando te acercas a ella con un corazón dispuesto, el Espíritu Santo no solo revela el dolor, sino que también ofrece consuelo, redención y una nueva narrativa.

Porque no eres tu pasado. No eres lo que te hicieron, lo que dijeron, ni lo que hiciste. Eres lo que Dios ha declarado en ti. Y esa voz, su voz, tiene el poder de escribir nuevos capítulos donde antes solo había recuerdos rotos.

Hoy, atrévete a dejar que la Escritura toque tu memoria. Que las palabras vivas del Creador entren en aquellos lugares que aún sangran. Porque su palabra sigue siendo viva y eficaz… incluso con las heridas que nadie más conoce.

Oración

Señor, tú conoces mi historia completa, incluso lo que yo intento olvidar. Te entrego mi memoria y sus heridas para que tu palabra las atraviese con sanidad. Borra la mentira, restaura mi identidad, y escribe un nuevo capítulo en mi vida desde tu verdad eterna. Solo tú puedes hacer nuevas todas las cosas.

En el nombre de Jesús.
Amén.