30 Días Con La Palabra Viva Y EficazMuestra

La palabra que reanima la fe cansada

Hay momentos en la fe donde el alma se vuelve gris. No hay pecado escandaloso, ni rebeldía evidente, solo tibieza. Lees sin hambre, oras sin fuego y hasta sirves sin gozo. Todo sigue igual por fuera… pero por dentro el corazón se ha enfriado.

Y entonces te preguntas: ¿Dónde quedó aquella pasión? ¿Cuándo perdí el asombro? ¿Cómo me volví tan indiferente a lo eterno?

Dios lo sabe. Y no te señala con desprecio, sino que te busca con celo. Él sabe que lo que está apagado no necesita juicio, sino chispa. Por eso nos dejó su palabra: como un fuego que consume la indiferencia y reaviva la llama de lo eterno. “¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24:32, NVI).

Aquel día, los discípulos iban tristes, frustrados y decepcionados. Pero bastó que Jesús les explicara todo lo que la Escritura decían sobre él, desde Moisés hasta los profetas, para que sus corazones volvieran a arder. ¡Así sigue siendo! La Escritura no es solo verdad: es fuego encendido en voz. No es solo doctrina: es calor para el alma que se enfría.

Tal vez no necesitas una consejo más, ni una canción nueva. Tal vez solo necesitas sentarte, abrir tu Biblia, y permitir que su voz vuelva a quemar tu apatía. No para que sientas emociones, sino para que recuerdes que fuiste hecho para arder. El fuego no viene de ti, sino de la boca de Dios.

Hoy no te conformes con una fe tibia. Suplica para que la palabra de Dios que es viva y eficaz entre como brasa en tu corazón. Y que donde solo quedaban cenizas… vuelva a arder el amor por Dios.

Oración

Señor, enciende el fuego en mi interior con cada palabra que sale de tu boca; no permitas que mi fe se enfríe ni que mi esperanza se apague. Que tu palabra me despierte del letargo y me recuerde que sigues caminando a mi lado. Haz arder lo que parecía muerto, y reaviva lo que el mundo quiso apagar. Que jamás me acostumbre a vivir sin el fuego de tu voz viva en mi alma.

En el nombre de Jesús.
Amén.