¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

LA INTERCESIÓN NECESARIA

Si Adán estaba presente, que no lo sé, echo en falta el cuidado mutuo del que tuvieron que aprender por las malas en su propia familia tiempo después en las figuras de Caín y Abel, más que un liderazgo al estilo de «autoridad». («¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?»)

No veo en los esposos del Edén ese ejercicio que se espera de nosotros de ser «guardianes» el uno del otro en ningún sentido. A Caín tampoco se le pidió explícitamente que lo fuera de su hermano, parece, pero se sobrentendía, como se percibe en la conversación posterior de Dios con él, y por eso se le reclama después.

De ignorar esa función y tarea, entonces, fueron ambos culpables, mujer y hombre, solo que lo «ejecutaron» de forma diferente:

• ni la vemos a ella guardándole a él (porque ella se «desmarca del equipo» y va por libre, decisión fatal, además de ofrecerle del fruto después para «rematar la faena», como decimos aquí en lenguaje taurino),
• ni le vemos a él guardándola a ella (si es que estaba presente y viendo la escena como observador o, en caso de no estar, «escandalizándose» al menos al saber de la desobediencia de ella).

Echo en falta un ejercicio de intercesión, fuera en forma de cuidado o de liderazgo por parte de él, al estilo de Moisés con el pueblo, o de Job con sus hijos, pero el ejemplo máximo lo tenemos en Cristo.

Las palabras que recoge Lucas, solo para empezar, no dejan lugar a dudas:

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

No solo estas, sino que nuestra memoria se mueve, si te pasa como a mí, a aquellas otras del profeta Isaías al hablar del Siervo Sufriente:

«Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores».

Dios como Padre y Jesús como Hijo nos muestran un mejor ejemplo de lo que el varón siempre debió ser, y también guían, cómo no, el comportamiento de las mujeres.

No estamos en la mente de Dios ni en el pleno conocimiento de lo que hay en Su corazón, evidentemente, pero creo que esta idea recién mencionada nos da, como poco, mucho en qué pensar a todos y todas.