Devocional Octubre "Lámpara a Mis Pies"Muestra

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18 RV1960).

El libro de Isaías empieza igual que el ministerio de Jesús, con un fuerte llamado al arrepentimiento. No es coincidencia que algunos estudiosos se refieran a este libro como “el quinto evangelio”, pues se describen con exactitud muchas facetas de la naturaleza y ministerio de nuestro Señor Jesús.

Pocas personas entienden que el deseo de Dios es estar en paz con nosotros. Cuando pensamos en nuestros pecados nuestra tendencia es a escondernos, a huir de Dios, justo como lo hizo Adán. Nuestra excusa es decir que el Señor puede ser muy severo y que sería muy difícil afrontar las consecuencias.

Muchas veces escucharás que la gente dice que el Señor no sería muy severo y que no hay muchas consecuencias, pero desafortunadamente eso no es cierto. Nuestro Dios es muy severo con el pecado y la consecuencia del pecado es, inevitablemente, la muerte. La gran noticia es que ya hubo alguien que sufrió un severo castigo, hasta la muerte y es nuestro glorioso Señor Jesucristo.

Cuando el Señor hace un llamado al arrepentimiento, nos llama a contemplar la Cruz de Jesús y confrontarnos con las consecuencias de nuestro pecado, pero también el más grande amor demostrado. ¿El Padre te llama a que dejes tu pasada manera de vivir y que estés en paz con Él? ¿Cómo podrían nuestros pecados rojos como el carmesí ser como blanca lana? Solamente a través de la Sangre de nuestro Redentor.