Devocional Octubre "Lámpara a Mis Pies"Muestra

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera" (Salmo 112:1, RV1960).

¿Qué piensas cuando escuchas la palabra “mandamiento”? Muchas veces pensamos en buscar promesas en la Biblia, pero pocas veces nos centramos en los mandamientos. Pero vemos que Dios llama bienaventurados a quienes se deleitan en gran manera en sus mandamientos (no habla de un deleite “normal”, sino de un gran deleite). Aunque deleitarnos con un mandamiento es algo que choca contra nuestro instinto y nuestra naturaleza carnal; si lo pensamos con calma, sí tenemos muchas razones para alegrarnos por ellos.

Dios es bueno, es moralmente perfecto y sus mandamientos fluyen de su naturaleza bondadosa, así que todo lo que nos pide es bueno. Detrás de cada mandamiento de Él está Su deseo por nuestro bienestar, no solo en esta vida, sino también en la eternidad.

Además, si consideras que Dios es omnisciente, sabrás que Su palabra es verdad. Él nunca se equivoca. ¡Es imposible que Dios se equivoque! Si Él te señala un camino, puedes tener la absoluta certeza de que no existe un camino mejor en ningún otro lugar. Y eso, -la certeza, es un tesoro invaluable.

Vivimos rodeados de incertidumbre en todas partes, los bienes y el dinero son pasajeros, un trabajo “estable” puede terminar en cualquier momento, la decisión de un gobernante puede desestabilizar todo un país, una calamidad puede venir de manera repentina y sin avisar, etc. En medio de un mundo caótico en donde todo cambia, una cosa —la Palabra de Dios—, permanece para siempre.