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Día 6: Jesús vino por mí

Historia
Cuando llega alguien a tu casa con un regalo, puedes notar si el regalo fue comprado a último momento… o si lo pensaron especialmente para ti.

Bueno, cuando Jesús vino al mundo, no vino a “ver qué onda”.
No fue un viaje de vacaciones.
Fue una misión con nombre y apellido: el tuyo.

Jesús no vino por multitudes borrosas. Vino por ti.
Sabía tu historia. Tu nombre. Tus heridas. Tu risa.
Y aún así (o más bien por eso), eligió venir.

📖 Versículo clave

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
— Juan 3:16 (NVI)

Explicación
Este versículo es tan famoso… que a veces lo decimos sin detenernos.
Pero mira bien: Dios amó tanto… que dio.
Eso nos enseña que el amor de Dios no es solo sentimiento. Es acción.

Jesús vino no solo a enseñar cosas bonitas, sino a dar su vida.
¿Para qué? Para que tú y yo tengamos una vida llena de propósito… y una eternidad con Él.

Aplicación práctica
Piensa en alguien que amas mucho. ¿Qué estarías dispuesto a hacer por esa persona?
Ahora, piensa que Jesús te ama aún más.
Haz un dibujo de una cruz con tu nombre encima. Esa cruz… era por ti.

🙏 Oración familiar
Jesús, gracias por venir. Gracias por no ignorarme.
Gracias por mirar mi corazón… y decidir que valía la pena.
A veces olvido que esta historia es personal.
Pero hoy quiero recordarlo: Tú viniste por mí.
Ayúdame a vivir agradecido. A conocerte más. A seguirte de verdad.
Amén.

🎯 Mini desafío para niños
Dile a mamá o a alguien que quieras:
“¿Sabías que Jesús vino por mí… y por ti también?”
¡Y vean qué conversación hermosa se abre!