9 verdades para vivir conforme a la voluntad de DiosMuestra

La conexión con Dios: La manera más auténtica de vivir

Conocer al Señor Jesucristo como nuestro Señor reordena radicalmente nuestras prioridades, altera nuestras perspectivas e influye en nuestras relaciones y procesos de toma de decisiones. Cristo se convierte en el centro de toda nuestra vida. En su presencia, obtenemos una paz indescriptible, una paz tan grande que ansiamos tener más y más.

El prestigio, los bienes, las pérdidas y las aflicciones no son más que “basura” cuando se comparan con la bendición de conocer al Señor Jesucristo (Filipenses 3:8). Descubrir su fidelidad, experimentar su ayuda y vivir conforme a sus propósitos dan sentido y significado a todas las facetas de la vida.

Pablo valoraba el conocimiento vivo y vivencial de Jesucristo como la meta más elevada de la vida. Estuvo dispuesto a sufrir tratos duro y prisiones si la adversidad lo ayudaba a conocer más a su Salvador. Podía tolerar sus aflicciones porque las veía a la luz de un objetivo espiritual más amplio: experimentar y conocer la suficiencia de Cristo en cada situación.

¿Ha llegado usted al punto en que puede estar de acuerdo con la confesión de Pablo en cuanto a su dependencia de Cristo? ¿Ve el sufrimiento al que se enfrenta como un medio para conocer al Señor de un modo muy personal? Él está cerca de los quebrantados de corazón. Es posible que usted esté luchando contra la tentación y le cueste creer que Dios seguirá amándole. ¡Él lo hará! El Señor odia el pecado, pero ama al pecador. Y si usted reconoce su necesidad, Él le darás las fuerzas para vencer cada tentación, desafío y pecado.

¿Es conocer a Cristo su objetivo final? Si es así, entonces Él le mostrará cómo poner sus decepciones y fracasos a los pies de su cruz.

No olvide jamás que las promesas de Dios son firmes y seguras. Cuando disponemos nuestro corazón y nuestra mente para conocerlo, Él abre nuestros ojos y oídos a la verdad espiritual, revelándose de formas maravillosas y, con frecuencia, inesperadas. Aunque el mundo ofrece sustitutos atractivos, nada se compara con el valor de una relación auténtica y en constante crecimiento con Jesucristo. En Colosenses 2:3 leemos que “todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” están escondidos en Cristo. Cuando nuestra mayor pasión es conocer a Dios, Él nos asegura que suplirá todas nuestras demás necesidades (Mateo 6:33).