9 verdades para vivir conforme a la voluntad de DiosMuestra

La obediencia: Ella siempre trae bendición

Uno de los principios más básicos e importantes que un cristiano puede aprender es el de la obediencia. Cuando obedecemos a Dios, experimentamos sus bendiciones (Salmo 25:10). Si no lo hacemos, nos perderemos las bendiciones que Él tenía reservadas para nosotros.

Cuanto más nos familiarizamos con la Palabra de Dios, mayor es nuestra comprensión del valor de la obediencia. Sus mandamientos no fueron establecidos para privarnos del gozo o de la prosperidad, sino para protegernos del daño —tanto propio como ajeno— y guiarnos hacia la vida plena que Él desea que experimentemos.

Cuando nos enfrentamos a las presiones cotidianas, podemos ser tentados a desistir de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras en favor de la autosuficiencia o de soluciones mundanas. Cada persona tiene deseos y apetitos dados por Dios, que pueden ser satisfechos como Él lo diseñó o de maneras egoístas y perjudiciales. A lo largo de nuestras vidas, encontraremos oposición para vivir según la Biblia. La obediencia a Dios implica un compromiso con Él, sin importar las consecuencias.

Obedecer a Dios a menudo implica tomar decisiones que tememos que puedan resultar en rechazo, pérdida o dificultades. A veces, la decisión de seguir a Cristo conlleva una confrontación no deseada. La obediencia siempre requiere valentía. Sin importar cuán difíciles sean nuestras circunstancias, podemos responder a ellas con confianza en Aquel que nos capacita para hacer su voluntad. ¿Alguna vez ha cometido Dios un error, llegado tarde o demostrado ser insuficiente? No. Nuestro Padre Celestial es Todopoderoso y siempre fiel.

Las enseñanzas de las Sagradas Escrituras son profundas pero claras: la Biblia nos enseña que cosechamos lo que sembramos, y a menudo cosechamos más de lo que sembramos (Gálatas 6.7-9). Cuando obedecemos a Dios, siempre recibimos lo mejor de Él. En cambio, cuando no lo hacemos, la vida se vuelve mucho menos de lo que podría ser y mucho más difícil de lo que debería ser. Aunque no siempre cumplimos con lo que deberíamos, hay gracia para esas situaciones; sin embargo, para los cristianos, el compromiso de obedecer a Dios es fundamental para nuestra fe. La obediencia y la fe son inseparables. Demostramos nuestra confianza en Dios al cumplir con su voluntad. Al hacerlo, cosechamos las recompensas que Él ha destinado para nosotros y cumplimos con su propósito... siempre.