Vive con Gratitud

El agradecimiento comienza en la mente y luego se derrama en el corazón, donde empieza a transformar todo lo que toca. Si estás luchando por mantenerte positivo y alegre mientras sigues a Cristo, tal vez sea momento de hacer un chequeo de tu corazón. Hazlo examinándote a ti mismo y viendo si hay algo que te esté perturbando. Una vez lo detectes, debes pedirle a Dios que te ayude a cambiar de perspectiva y buscar algo bueno que haya salido de esa situación. Puedes estar completamente seguro de que siempre habrá algo bueno, incluso en las peores situaciones. Una vez identifiques lo bueno, pídele a Dios que te siga mostrando áreas de tu vida donde falte gratitud. Sustituye de manera consciente cada una de esas cosas por gratitud por lo que Dios ha sido para ti en esas situaciones.

Los salmistas casi siempre comenzaban sus canciones con gratitud y acción de gracias, sin importar sus situaciones, debido a quién sabían que era Dios. Incluso si la canción era un lamento, siempre había un sentido de gratitud por quién era Dios en medio de toda la tristeza. Esto es un buen recordatorio para cada seguidor de Cristo, sin importar la edad, la etapa de la vida o el género, para cultivar un corazón agradecido que da lugar a una vida nueva, incluso en las temporadas más áridas de nuestras vidas. Incluso si no encuentras nada por lo que estar agradecido, puedes apartar la mirada de ti mismo y ponerla en Jesús. Cuando tu enfoque se dirige a Él, descubrirás que hay más por lo que agradecer de lo que jamás imaginaste. La salvación es una de esas bendiciones que nunca debemos dar por sentadas. La constante presencia consoladora de Jesús es otra. ¿Y qué hay de la palabra viva y poderosa de Dios? La lista podría continuar. ¿Qué estás esperando? Comienza a agradecerle a Dios y verás cómo cambia tu perspectiva.

Consejo:

Comienza el hábito diario de escribir las cosas por las que estás agradecido. Te sorprenderá todo lo grande y pequeño con lo que Dios te bendice.