Alimento Que EdificaMuestra

Bendita Palabra de Dios

Vivir sin inquirir en la voluntad de Dios, es como avanzar sin dirección, sin un norte ni un destino claro; lo mismo que estar perdidos en altamar, sin brújula, a la deriva y sin rumbo fijo.

Vivir fuera de la voluntad de Dios es lo mismo que vivir en desorden, a merced de las consecuencias producto del vago conocimiento, de la falta de sabiduría y de la inmadurez que cobra protagonismo a partir del egoísmo y el orgullo del corazón. No basta solo con conocer la voluntad de Dios para librarnos de tal peligro, no tendría ningún sentido saber qué quiere Dios de nosotros si no lo obedecemos; sería como ver el futuro esperanzador que necesitamos, pero en lugar de acercarnos, decidir alejarnos cada vez más de él, lo mismo que ver el peligro e ir corriendo hacia él con premura.

Nuestro deber como hijos de Dios, es cuidar que cada día de vida que nuestro Padre nos da, esté alineado a su voluntad; es decir, que en todo tiempo, sea lo que sea que vivamos nuestros pasos y decisiones estén dirigidos por su Espíritu a fin de permanecer firmes en sus propósitos. Esto solo puede ser posible si permanecemos en comunión con Él.

En conocer y obedecer a Dios está la prosperidad que nos garantiza la plenitud que necesitamos en Cristo Jesús; mientras más nos adentramos en el conocimiento de su Nombre a través del Poder de la Palabra, más firmes avanzaremos en su voluntad.

Que no pase un solo día sin que busquemos su dirección y su consejo; sin su sabiduría estaríamos perdidos, a merced de nuestra insensatez y de la oscuridad de este mundo, algo totalmente incoherente porque somos hijos de Luz. Hemos sido libres de las tinieblas, la Palabra de Dios es a nuestros pies como una lámpara que ilumina nuestro camino y es nuestra responsabilidad mantenerla encendida; pues no es lógico ni coherente que un hijo de Dios camine en este mundo sin la luz, sin el agua y el pan que nos mantiene con vida "su Palabra," alimento que nos edifica.

Nuestro Padre nos ha dotado de su Espíritu, nos ha concedido la gracia que en todo tiempo nos sustenta, nos ha provisto del conocimiento y la sabiduría en la que debemos permanecer para vivir conforme a su Hijo Jesús; nuestro compromiso es responder a su amor aferrándonos a su Luz y cimentándonos cada vez más en su verdad a través de la obediencia para alabanza y honra de su Santo Nombre.