LA NUEVA FAMILIA

Muchas veces al hablar de Iglesia nos referimos al edificio en donde nos juntamos, donde hacemos las actividades y reuniones, pero en realidad es mucho más que eso. La iglesia es todo el conjunto de creyentes en Jesús alrededor del mundo que tiene la misión de que todas las personas lleguen a conocer del amor de Dios y tengan una relación personal con Él.

En el libro de Corintios, Pablo explica que la iglesia es un cuerpo. En esta imagen se muestra que el cuerpo tiene distintas partes y cada una cumple su función. De la misma manera sucede con la iglesia. Hay distintas funciones pero todas son importantes y todas se necesitan entre ellas para hacer la misión de Dios. Tal como pasa con el cuerpo, podemos pensar que algunas partes realmente no son tan importantes. Por ejemplo, las pestañas en comparación con el corazón parecen tener menos valor. Pero si no las tuviéramos, tendríamos serios problemas para ver, porque cuidan a los ojos. Esto mismo pasa con la iglesia. Aunque no parezca, aquellas tareas que se ven como poco significativas, a los ojos de Dios también son muy valiosas.

¿Y de quién es el cuerpo? El cuerpo es de Jesús, quien representa la cabeza. Esto quiere decir que es quien manda a todas las demás partes. Así como hay muchas partes pero solo una cabeza, hay muchos grupos de creyentes en todo el mundo, pero solo Jesús es quien nos guía.

Por otro lado, está la congregación local. O sea, tu iglesia. Es ese grupo de personas que se juntan más seguido para poder compartir la vida cotidiana y el crecimiento con Dios. Es importante ser parte de una (yendo y participando de las actividades que se proponen), porque Dios nos creó para vivir en comunidad y para fortalecernos unos a otros (Hebreos 10:25). Eclesiastés dice que mejor son dos que uno, porque se pueden apoyar mutuamente. En la comunidad de fe nos juntamos para compartir las cargas y orar entre hermanos, alentarnos, desarrollar dones, adorar a Dios y trabajar juntos para cumplir con la misión de Dios con las personas que tengamos cerca. Todas estas cosas son posibles de hacer en unidad gracias a Jesús, quien nos guía a crecer y madurar espiritualmente.

Dios pensó en cada iglesia como un espacio de encuentro donde podemos compartir alegrías y tristezas de manera segura. No va a ser todo perfecto porque las personas que la componemos no somos perfectas. Pero podemos confiar en que si Dios lo pensó de este modo, él va a acompañarnos para que cada experiencia nos ayude a crecer y ser cada día más parecidos a Jesús junto a otros.

1. ¿Por qué sí o por qué no formas parte de una congregación local?
2. Mencionamos que en la congregación local podemos compartir las cargas y orar unos por otros, alentarnos, desarrollar dones, adorar a Dios y trabajar juntos para cumplir con la misión de Dios. ¿Cuál de ellas crees que tienes que trabajar más?