VAYAN Y HAGAN

Una de las últimas palabras que Jesús le dijo a los discípulos en la tierra fue: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones”. Esto lo dijo a aquellos que lo seguían en ese tiempo y a quienes iban a sumarse en los próximos tiempos, es decir, nosotros hoy en día. Todos somos llamados a anunciar el evangelio, la buena noticia. ¡Dios nos hace parte de su plan perfecto de salvación! Esto es contarles a las personas que Dios los ama, que envió a Jesús a morir por todos los pecados y guiarlos en su nueva vida con Él.

Esta tarea es un gran privilegio pero también una gran responsabilidad. Debemos compartir siempre desde el amor, buscando acercar a otros al Dios bueno que nosotros conocemos. No debemos pensar mal de los errores de otros porque sabemos que nosotros también recibimos amor inmerecido de parte de Dios (Mateo 10:8).

Dios nos llama a ser embajadores del cielo, representantes de Jesús aquí en la tierra y esto lo podemos hacer de diversas formas. Podemos hablar explícitamente de Jesús a nuestros amigos, a familiares, a desconocidos, o a través de actividades que la congregación local proponga.

Días atrás hablamos de cómo somos parte de un mismo cuerpo pero con diferentes funciones. Dentro de este cuerpo, nosotros podemos servir de muchas maneras según las diferentes cualidades que Dios nos dio personalmente. Juntos nos organizamos para mostrar el amor de Dios, anunciando su salvación en Jesús. (1 Pedro 4:10-11)

Compartir el evangelio de Jesús y hacer discípulos no se trata únicamente de palabras. También podemos transmitir su amor a través de nuestra propia vida. Lo que Dios cambió en nosotros, de cómo éramos antes de conocerlo, a cómo somos ahora (cómo hablamos, cómo nos comportamos y cómo tratamos a los demás), es una historia real de lo que Jesús puede hacer en otros. (Efesios 3:7)

Por último, miremos cómo termina Mateo 28:20: “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Jesús no nos envió solos sino que nos promete estar con nosotros, acompañándonos en cada paso que damos y fortaleciéndonos en cada momento. Descansemos en esta promesa y animémonos a compartir su amor a quienes tenemos cerca con valentía.

¿Con quién quieres compartir del amor de Jesús? Te animamos a que hoy ores para que Dios te muestre cuándo y cómo hacerlo.