Afilando mi espadaMuestra

El libro de Apocalipsis, capítulo 5 nos presenta una escena majestuosa en la que Dios sostiene un rollo en su mano derecha, sellado con siete sellos. Nadie en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra es digno de abrir el rollo, hasta que aparece el Cordero, que es Cristo, quien ha vencido. Esta poderosa imagen revela la centralidad del sacrificio de Jesús y su soberanía en los planes de Dios para la redención del mundo. La adoración en este capítulo está dirigida tanto a Dios como al Cordero, revelando que ambos son dignos de gloria y honor eternos.

Que esta lectura nos lleve a reconocer la supremacía de Cristo y a adorarle con reverencia y gratitud por el sacrificio que nos ha dado la victoria.

Apocalipsis 5 nos invita a contemplar una de las verdades más profundas del Evangelio: solo Cristo es digno de abrir el libro que contiene los misterios de la redención y el destino de la humanidad. Este capítulo pone en primer plano el triunfo de Jesús a través de su sacrificio en la cruz. Cuando Juan llora al ver que nadie es digno de abrir el rollo, nos identificamos con su angustia. Muchas veces sentimos que las respuestas a nuestras preguntas más profundas, a los misterios de la vida y la muerte, parecen inalcanzables. Sin embargo, el Cordero, Jesucristo, se presenta como aquel que venció por medio de su muerte y resurrección.

En nuestra vida diaria, podemos sentirnos abrumados por las dificultades o la incertidumbre sobre el futuro. Sin embargo, este capítulo nos recuerda que Cristo tiene la autoridad sobre todo. Él es digno de nuestra confianza, y su plan para la redención del mundo es perfecto. Al igual que los seres celestiales, debemos vivir en constante adoración y gratitud, reconociendo que solo en Jesús encontramos la verdadera esperanza y el propósito para nuestras vidas.