[Vive conectado] Amor transformadoMuestra

No se trata de venganza

Explorar la verdadera fuente de nuestro malestar es esencial. En Romanos 12 se nos dice que no debemos buscar venganza nosotros mismos, sino dejar espacio para la ira de Dios, porque la venganza es su dominio. Proverbios 25 ilustra aún más este concepto al instarnos a alimentar a un enemigo hambriento y ofrecer de beber a un enemigo sediento. Al hacerlo, se amontonarán brasas ardientes sobre sus cabezas, no como un gesto de desprecio, sino como un profundo gesto de bondad frente al mal.

¿Significa esto que debemos dejarnos presionar? En absoluto. Pero enfatiza la diferencia entre represalia y resolución. La represalia dice: «Me lastimaste, yo te lastimaré también». La resolución, por el contrario, busca la comprensión y la sabiduría. A menudo implica mediación. Reconoces que has sido herido y buscas procesar ese dolor en lugar de tomar represalias ciegas.

Tomar la venganza en tus propias manos es elegir convertirte en un destructor de relaciones, lo que podría dañar tu testimonio. Manejar las cosas sabiamente no significa buscar venganza, significa poner tus preocupaciones ante el Señor y dejar que él tome el control.

Este acto de rendición es increíblemente duro. Para hacer esto se requiere el Espíritu de Dios dentro de nosotros. Elegir la resolución en lugar de la venganza tiene que ver con sinceridad, con seguir genuinamente a Jesús para que otros puedan volverse sinceramente a él. Se trata de vivir una vida de amor, permitir que Dios sea nuestro Vengador y confiar en que Él actuará con justicia.

¿Cómo podemos lograrlo? La respuesta está en estar íntimamente conectado con Jesús. No se trata de marcar casillas en una lista; se trata de permanecer en Cristo. Nuestro corazón debe latir simultáneamente con el suyo. No podemos vencer el mal con el bien solo a través de la fuerza de voluntad, se requiere el poder transformador de Cristo dentro de nosotros. Romanos 12 resume cómo debemos vivir como cristianos: marcados por nuestro amor, guiados por la verdad y asumiendo la responsabilidad cuando nos equivocamos.

Al igual que una piedra preciosa se forma bajo presión, nuestra transformación a menudo proviene de enfrentar y superar nuestros desafíos. No podemos brillar sin pasar primero por el fuego. Cristo puede ayudarnos con nuestros afectos, actitudes, acciones, reacciones y deseos de venganza.

Tomemos un momento para examinarnos a nosotros mismos. Considera tus joyas de las que hemos hablado: el amor, el entusiasmo, la perseverancia, las acciones que demuestran tu fe y madurez espiritual. ¿Cuál de estas joyas te resuena? ¿Qué joya golpeó algo dentro de tu corazón? El caminar cristiano no se trata de esforzarse o llevar alguna carga. Se trata de probar y ver la bondad de Dios, experimentar su amor de primera mano para que podamos compartirlo con los demás. Ahí es donde se encuentra la verdadera transformación. Estas joyas son nuestra alabanza al Rey de Reyes y Señor de Señores, que es más grande que cualquier persona o cosa que podamos imaginar.

Para obtener más información sobre la predicación en inglés sobre la que se basó este devocional, sigue este enlace: Clic aquí.