[Vive conectado] Amor transformadoMuestra

Se trata de la oración

Nuestras actitudes pueden iluminar nuestra jornada o desviar nuestros caminos en nuestro viaje espiritual. Al estudiar la próxima joya de la corona, quiero subrayar los pilares gemelos de lo que debería ser nuestra disposición: entusiasmo y resistencia. Estos dos atributos influyen fuertemente en la calidad de nuestro servicio a Dios y en nuestro crecimiento espiritual.

Romanos 12:11–12 (RVR 1960) proporciona una guía valiosa: «En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración». Estos versículos nos desafían a servir a Dios con pasión y firmeza, y a permanecer inquebrantables incluso frente a las pruebas.

Filipenses 2:5 nos instruye a adoptar la misma actitud que Cristo Jesús, subrayando la importancia de un corazón de siervo en nuestro viaje espiritual. Jesús vino a servir, no a ser servido, y al imitarlo, aprendemos a soportar con paciencia, particularmente en la oración. La vida está llena de obstáculos y dificultades; nuestra perseverancia y paciencia en la oración pueden guiarnos a través de estos desafíos.

Cuando quiero animar a otros que están pasando por momentos difíciles, entretejo este recordatorio en las notas que les escribo, marcadas por Romanos 12:12: «gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración». Este mensaje de resiliencia en la aflicción y fidelidad en la oración sirve como un principio alentador, ya sea que nos encontremos en un período de alegría o de prueba. Puede que no se solucione la situación, pero definitivamente vuelve a centrar nuestros corazones en Aquel que está arreglando y usando la situación.

Pastoreo una iglesia en Houston y hubo un tiempo en que más de sesenta iglesias, en nuestra ciudad, celebraban unidas reuniones de oración. Nos unimos a ellos en oración, demostrando un potente sentido de resiliencia comunitaria, a pesar del mal que estaba sucediendo en nuestra ciudad. Tal oración en unión con otros creyentes fue una forma de avivamiento, que conmovió nuestros corazones y vigorizó nuestra fe.

Nuestra devoción a la oración no debe ser pasajera, sino persistente, esperanzada y perseverante incluso en las pruebas. Al recurrir a las fuentes gemelas del entusiasmo y la perseverancia, podemos servir con un corazón que es paciente en la aflicción y ferviente en la oración. Esto no siempre es lo más fácil, pero con la gracia y la fuerza de Dios, él nos ayuda a salir de esos pozos por medio de su provisión. ¿Cómo definirías tu devoción a la oración? Empieza hoy mismo. Empieza ahora mismo. Comienza a servir a Dios con entusiasmo y perseverancia. Con persistencia en tus oraciones, anticipa la obra transformadora de Dios en y a través de ti.