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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 92 DE 365

Camino al avivamiento

“¡Arrepiéntanse ahora mismo y cambien su manera de vivir! ¡Lloren, ayunen y vístanse de luto! ¡Arrepiéntanse y vuelvan a mí, pero háganlo de todo corazón, y no solo de palabra! Yo soy tierno y bondadoso, y no me enojo fácilmente; yo los amo mucho y estoy dispuesto a perdonarlos”, Joel 2:12-13 (TLA).

El avivamiento está destinado a los creyentes. No es para los incrédulos, pues se trata de gente que colma las iglesias pero sin vida espiritual. En el avivamiento, por el poder del Espíritu Santo esos ‘cristianos de nombre’ resucitan espiritualmente.

“De repente” se despierta el hambre por Dios. Comienzan a buscar Su Presencia. Como consecuencia de esta acción sobreviene la convicción de pecado. Se hace patente el dolor por haber ofendido al Señor. Aparecen las confesiones espontáneas. Se arreglan viejas cuentas de toda índole y la humildad se manifiesta.

Los ritos cristianos que se repetían sin convicción ni sentimientos ahora se llevan a cabo en adoración espiritual. Los creyentes se hacen conscientes de la cercanía de Dios y los cultos se llenan de expectativas. Las canciones se cantan con todo el ser y el servicio que se brinda al Señor no intenta llamar la atención de los hombres sino que se hace en santidad, humildad, honra a Dios y solo para su Gloria.

¡De eso se trata el avivamiento! Muertos espirituales que son vivificados por la presencia del Espíritu Santo. ¡Por estas razones debemos clamar por un avivamiento!: “...Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia”, Habacuc 3:2, (VRV).

¡Si tan solo pudiéramos responder a Su llamado! La Voz del Eterno se deja oír en este día para que experimentemos una renovación espiritual, a la vez que evitemos la dureza de corazón al rechazar dicha oferta. Existe una advertencia si nos negamos a ser vivificados: “Al final, gemirás de angustia... Dirás: ¡Cuánto odié la disciplina! ¡Si tan solo no hubiera despreciado todas las advertencias! ¿Por qué no escuché a mis maestros? ¿Por qué no presté atención a mis instructores?”, Proverbios 5:11-13 (NTV).

Amado Señor necesito una renovación. Ayúdame a buscarte para conocerte. Quebranto mi orgullo en tu presencia. Entiendo que estás hablando a mi vida, pero no sé cómo seguir este camino hacia el avivamiento. Sé mi maestro y mi guía. Lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/