Una vida de intimidad con DiosMuestra

La fe hace las cosas posibles
“Cuando descendieron del monte... un hombre... clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo... sucede que un espíritu le toma... Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron...”, Lucas 9:37-40.
¿Por qué razón los discípulos no pudieron echar al demonio? ¿No les había dado Jesús la autoridad en Lucas 9? Entonces, ¿por qué no pudieron ayudar a este padre angustiado? Por la falta de fe.
“Más tarde, los discípulos le preguntaron a Jesús en privado: — ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio? — Ustedes no tienen la fe suficiente —les dijo Jesús”, Mateo 17:19-20 (NTV). ¿Y por qué les faltaba fe? Porque no habían estado con Jesús en el monte. Ten presente que los discípulos que no pudieron echar al demonio fueron todos menos Pedro, Jacobo y Juan, quienes se hallaban con Jesús orando en la montaña, Lucas 9:28. Estos tres discípulos tenían más fe que aquellos que habían quedado en el valle.
“...Jacobo y Juan...le dijeron a Jesús: Maestro, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?”, Lucas 9:52-54 (NT BAD). ¿Cómo es posible que tuvieran la fe suficiente para pedir fuego del cielo? La respuesta es sencilla: ¡habían estado con Jesús orando en la montaña!
El fruto de la comunión con Dios es la fe. La fe siempre comienza cuando se escucha a Dios: “...la fe viene por escuchar atentamente, por escuchar atentamente la palabra de Dios”, Romanos 10:17 (NT Pesh). Quienes cultivan una relación cercana con Dios aumentan su fe.
Durante mucho tiempo supusimos que ver, escuchar o experimentar un milagro de Dios sería determinante para incrementar la fe de los creyentes. Sin embargo, ¿cuántos de los que escucharon grandiosos testimonios de milagros permanecen fieles al Señor? Peor aún, ¿cuántos de los que un día contaron sus impresionantes testimonios siguen en el camino de Dios? Entiéndase bien, un milagro puede ayudar momentáneamente, pero si queremos seguir teniendo fe necesitaremos algo más que un milagro.
Piensa en los apóstoles. Habían caminado con Jesús durante tres años. Los milagros eran incontables: ciegos sanados, muertos que resucitaban y feroces tempestades transformadas en bonanza. Nada de eso impidió que Pedro negara a Jesús y que los demás lo abandonaran. Vivir en una atmósfera sobrenatural no fue suficiente para desarrollar la fe. La clave para que las personas sean transformadas y permanezcan fieles a Dios no son los milagros, sino la comunión continua con el Espíritu Santo. ¡Busca su presencia! ¡Ora con pasión! ¡Sustenta la comunión con tu entrega!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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