Una vida de intimidad con DiosMuestra

Con Dios todo es posible
“...Volvámonos al Señor... En un momento nos devolverá la salud, nos levantará para vivir delante de él. ¡Esforcémonos por conocer al Señor! El Señor vendrá a nosotros....”, Oseas 6:1-3 (DHH).
El poder para llevar a cabo la misión de Dios deriva de la amistad íntima con el Espíritu Santo. Si la manifiesta presencia del Señor no nos acompaña estamos desnudos ante el mundo demoníaco. Además, cuando nos aventuramos en una tarea separados de Dios, los resultados son lamentables y paupérrimos. ¡El esfuerzo humano es totalmente inútil cuando se separa del poder divino!
Por otra parte, no te sorprendas si surge oposición cuando haces la voluntad de Dios. Precisamente esa oposición te está indicando que hay algo de Dios detrás de lo que estás haciendo. Las personas dotadas del poder del cielo y que operan bajo la plenitud del Espíritu Santo siempre serán el objetivo de Satanás, el cual no carece de manos o de labios que trabajen para él, tanto en el interior de la iglesia como fuera de ella.
Si quieres prevalecer, entonces, ¡escucha el llamado a la oración! Después de la obediencia nada honra más a Dios que buscar su presencia. Nuestro deber es estar alineados con el cielo; sensibles a su dulce voz para responder inmediatamente a la invitación de tener comunión con Él. Ningún mover de Dios vendrá a nuestras vidas si no se despierta un hambre voraz por conocerlo mediante la oración de adoración.
Habacuc dijo: “Subiré a mi torre de vigilancia y montaré guardia. Allí esperaré hasta ver qué dice el SEÑOR y cómo responderá a mi queja”, Habacuc 2:1 (NTV). El profeta llamó 'torre de vigilancia' a lo que nosotros llamamos 'la carpa del encuentro'. Es allí donde debemos acudir cada día para presentar nuestras preocupaciones y es allí donde debemos permanecer hasta escuchar su voz y recibir su dirección. Tengamos la certeza de que si somos constantes en la ‘torre de vigilancia’ la bendición llegará. ¡Dios siempre ha sido un rayo de esperanza en medio de la tormenta más oscura!
Toda vez que alguien buscó el rostro de Dios esperando un avivamiento: ¡lo obtuvo! Es hora de doblar nuestras rodillas en humilde oración y súplica esperando que Dios derrame su Espíritu, avive su iglesia y salve a los perdidos. ¡Tenemos la plena convicción que aparte de SU PRESENCIA no existe esperanza para este mundo! ¡Oremos, perseveremos y pronto tendremos un diluvio sobreabundante de vida y bendición!
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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