Una vida de intimidad con DiosMuestra

Cumple tu misión

“Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años andando en íntima comunión con Dios... y... como obedecía a Dios en todo... Dios se lo llevó”, Génesis 5:22-24 (TLA).

De toda la lista de personas registradas en la genealogía de Adán, Enoc fue el que menos vivió pero también es el único que no murió: “...Dios se lo llevó con vida de este mundo... La Escritura dice que, antes de ser llevado... lo conocían como una persona que agradaba a Dios”, Hebreos 11:5 (PDT y NTV). Enoc vivió solo 365 años (Génesis 5:23), mientras que su hijo Matusalén vivió 969 años (Génesis 5:27). Sin embargo, sabemos muy poco de aquel que más vivió y mucho de quien vivió menos. Con una vida tan larga Matusalén podría haber sido una influencia positiva en la gente de su época, pero no lo fue porque no era tan espiritual como su padre Enoc. No es la cantidad de años que alcanzamos en esta vida lo que cuenta, sino la calidad y el estilo de vida con los cuales vivimos cada uno de ellos.

¿Por qué todo el mundo quiere quedarse un ratito más en esta existencia pasajera? Pablo quería partir y estar con Cristo lo cual era mucho mejor, Filipenses 1:23. La única razón por la que el apóstol quiso quedarse un “ratito más” era para cumplir la misión que Jesús le había confiado: “Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio...”, Hechos 20:24 (PDT). Esto quiere decir que los creyentes tenemos un trabajo que hacer para Dios y debemos terminarlo antes de morir. Observa lo que la Biblia dice de David: “...Hizo lo que Dios quería. Después murió...”, Hechos 13:36 (PDT).

Nuestro compromiso es terminar la obra que Dios nos encomendó, sin importar tanto los años que vivamos en esta tierra. Pese a vivir 120 años, Moisés no pudo cumplir el deseo de Dios de que entrara a la tierra prometida, Números 20:12 y Deuteronomio 3:23-29. En cambio, a David le alcanzaron 70 años para acabar totalmente la obra que Dios le encomendó. Enoc vivió poco en comparación a otros de su época, pero cumplió con la misión que Dios tenía para Él. Y tú, ¿estás cumpliendo con el llamado y la misión que Dios te dio? Niégate a morir hasta que hayas terminado la carrera y cumplido con la misión que Dios te encomendó.