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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 281 DE 365

La recompensa de la fe

“...El SEÑOR le dijo a Jacob: “Regresa a la tierra de tu padre... y... yo estaré contigo, Génesis 31:3 (NTV).

Jacob decidió regresar a su tierra después de pagar la deuda por la dote de Raquel. Pero Labán, su suegro, no quería que se fuera. Y, ¿por qué no? ¡Porque Jacob trabajaba gratis! Para retenerlo le ofreció un sueldo. Jacob aceptó la oferta con una condición: quedarse con todas las ovejas y cabras manchadas, rayadas y negras. Pronto sellaron el acuerdo, Génesis 30:31-33.

Ese mismo día Labán tomó todas las ovejas y cabras rayadas, manchadas y negras y las llevó lejos (Génesis 30:35-36). De modo que cuando Jacob fue al corral para separar su ‘salario’ se encontró solamente con las ovejas de su suegro; es decir, las de un solo color. Jacob había sido engañado. El suegro sabía que sin rebaño Jacob caería a sus pies implorando trabajo por la comida del día. En esas condiciones no se iría nunca. Ahora bien, ¿qué hizo Jacob? Miró al cielo y, de repente, tuvo una inspiración divina. Mediante un sueño Dios le reveló la forma de conseguir que las crías de los corderos de un solo color nacieran manchadas y rayadas. Jacob buscó ramas de álamos, almendros y plátanos. Las peló de modo que quedaron varas salpicadas, Génesis 30:37. Después las colocó en los bebederos. El secreto estaba en el momento de la cópula. Si los animales veían ramas veteadas, sus crías nacerían rayadas. Dios le estaba revelando a Jacob un diseño que lo sacaría de la quiebra económica. Esas son bendiciones que llegan de repente. Un nuevo diseño, un plan creativo, un negocio lucrativo o simplemente una idea divina llega de un momento para otro y nuestra vida cambia por completo. ¿Por qué no? El Dios de Jacob también es nuestro Dios.

Por otro lado, la historia de Jacob nos desafía a no darnos por vencidos. Debemos aprender a no mirar la crisis por un solo lado. La forma en la que miramos un problema determina el futuro que tendremos. Si lo miramos con incredulidad, entonces el futuro será sombrío. Pero si lo miramos con los ojos de la fe; entonces, veremos una oportunidad a punto de ser liberada. Mira bien el problema que estás enfrentando. Seguramente encierra una gran bendición que no has percibido. Busca a Dios y ejercítate en la fe. Espera el diseño divino. Luego empieza por ‘salpicar las varas’. La solución está en camino. El milagro está a las puertas.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/