Una vida de intimidad con DiosMuestra

Si no crees en Dios, ¿a qué dirección mandarás tus preguntas?
“Debemos confiar en Dios”; “Confiaré en Dios”; “No... dejen de confiar en Dios”; “Sigan el ejemplo de los que confían en Dios”, Hebreos 6:1, 13; 3:12 y 6:12. (TLA).
El hecho de que tengas una promesa divina no significa que se cumplirá indefectiblemente. La falta de fe en Dios podría anular sus mejores planes. Dios le prometió a Israel una tierra (Deuteronomio 1) pero ninguno de ellos, salvo Josué y Cabeb, la obtuvo. ¿Por qué? Porque desconfiaron de Dios: “Primero enviemos espías...”, Deuteronomio 1:22. Para las personas de fe la Palabra de Dios basta. La fe mira a Jesús, la fe se apoya en Jesús y la fe recibe de Jesús.
Todo depende de dónde tienes puestos tus ojos. Los espías incrédulos vieron las dificultades: ciudades grandes; altas murallas; gigantes. Observaron todas estas cosas; pero no miraron a Jehová. Sus ojos no se fijaron en aquel que es Todopoderoso. Sin duda, las ciudades eran grandes, pero Dios era más grande; las murallas muy altas, pero Dios era más alto; los gigantes serían fuertes, pero Dios era más fuerte. No mires a las dificultades sin antes haber visto a Dios. La fe empieza por Dios. La fe introduce a Dios en todo asunto. La incredulidad, en cambio, excluye a Dios. Y es entonces cuando todo se vuelve turbio y difícil. En esto consiste toda la diferencia y al mismo tiempo es aquí donde radica el gran secreto del poder de la fe: jamás habrá para Dios Todopoderoso una muralla demasiado alta, una ciudad demasiado grande, un gigante demasiado fuerte.
La fe no niega las dificultades, la fe se apoya en Dios que es muy diferente. La fe mira a los gigantes, cara a cara. La fe no es indiferente ni ignorante, tampoco descuidada. La fe introduce a Dios en todo asunto. La fe mira a Dios, se apoya en Dios y espera en Dios. Este es el gran secreto de su poder.
No se trata de negar las dificultades, se trata de mirar a Dios. Los gigantes sí existen y las dificultades no son una ilusión óptica, están. Puede que el diagnóstico médico sea adverso y que las proyecciones económicas indiquen que las crisis se prolongarán. Sin embargo, el Señor Todopoderoso tiene la soberanía absoluta para revertir cualquier circunstancia, por más adversa que parezca. ¿Puedes creerlo? ¡Al que cree todo le es posible!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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