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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 169 DE 365

El dueño de tus pensamientos

“...El que mira con pasión sexual a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en el corazón”, Mateo 5:27-29 (NTV).

Jesús habló de la pureza en la mirada, pues la forma en la que ‘miramos’ descubre nuestro interior. Claro que la pornografía no es la única manera de ‘mirar con pasión sexual a una mujer’, pero lo cierto es que en ella resulta imposible observar las escenas sin lujuria.

Por otra parte, la pornografía es fácil de encontrar; pero difícil de abandonar. Al principio son unos pocos minutos, luego horas que constituyen un hábito. Cuando esa persona cae en la cuenta, ha perdido la santidad, la pureza de sus pensamientos, la libertad interior y la comunión profunda con el Señor, entre tantos quebrantos.

“Así que, huyan de los pecados sexuales. Todo pecado que un hombre comete queda fuera de su cuerpo, pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?... Entonces, ustedes no son dueños de su cuerpo, porque Dios los ha comprado por un precio. Así que, con su cuerpo, honren a Dios”, 1ª Corintios 6:18-20 (PDT).

La pornografía, al igual que cualquier otro pecado, NO es un enemigo invencible, pero la victoria requiere compromiso. El primer paso es acudir al Señor para pedir su ayuda. Si reconoces que la pornografía ha sido en el pasado tu campo de batalla, o lo es en la actualidad, ora de la siguiente manera:

“Señor, siempre minimicé y oculté este pecado. Me arrepiento de lo que hice, de cómo te ofendí y de cómo, en mi ignorancia, le abrí puertas al diablo. Te pido perdón. Por medio del arrepentimiento y el abandono del pecado le quito la autoridad legal que le he dado a Satanás para que oprima a mi familia. Cierro toda puerta al mundo demoníaco y declaro que mi mente, mi casa y mis generaciones no tendrán ataduras sexuales ni sufrirán perversiones. Quitaré de mi celular y computadora lo que me ha llevado a pecar y seré radical con mi decisión. Ahora, me visto con la santidad de Dios. Me comprometo a renovar mi mente con tu Palabra y a ordenar mis caminos conforme a tus propósitos. Bendigo mi hogar, el cual queda libre para adorarte y bendecir tu gran nombre. Declaro que yo y mi casa te serviremos desde hoy en adelante, sin ataduras, sin idolatría y sin puertas abiertas por la pornografía. En el nombre de Jesús, amén”.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/