Una vida de intimidad con DiosMuestra

La revelación crece con la obediencia
Dos milenios atrás el Señor nos encargó la misión de predicar el evangelio al mundo entero. Cuando Dios ordena algo, espera que se cumpla. Hasta tanto se obedezca, no hay una nueva revelación. Quizás ésta sea la razón por la que Dios no les está hablando a muchos cristianos. Surge, como consecuencia, la pregunta obligada: ¿estás predicando? El mundo y el mismísimo Satanás intentarán frenarte en esta tarea, pero si te animas a obedecer, prepárate para disfrutar de la unción y de la revelación que acompañan a la obediencia. No necesitas un ángel que te diga qué hacer para el reino de Dios y el futuro de la iglesia. ¡Ya conoces las prioridades!
Hace más de dos mil años Jesús nos dio la orden de predicar y todavía está vigente. Él nos pidió ir por todo el mundo anunciando el evangelio del reino. ¡Y debemos obedecer!
Mientras permanecemos indiferentes a la comisión de Jesús, miles de personas agonizan a nuestro alrededor y pasan a la eterna condenación sin esperanza. ¡Emprende hoy mismo la tarea de reconciliar al mundo con Jesús! ¡Es urgente, requiere premura! El diablo nos entretiene con muchas actividades dentro de la iglesia a fin de alejarnos de la evangelización.
Predicar la Palabra de Dios le hace mucho daño a Satanás. Cuando comiences a predicar con pasión verás que algunas personas se opondrán y hasta se manifestarán en tu contra; pero también experimentarás los cielos abiertos y un fluir de Dios que te vigorizará y llenará de gozo. No podemos justificar nuestra negligencia. No existen excusas válidas por no predicar. Incluso la oración misma, que es vital, no debe sustituir al evangelismo. Como dijo Suzette Hattingh: “¡La oración sin evangelismo es como una flecha disparada al aire!”. “Si tenemos reuniones de oración deberán acompañarse de un esfuerzo por evangelizar”, Reinhard Bonnke.
“Señor, cuántas veces he oído de la necesidad de predicar, pero asumí que era la misión del pastor o de los evangelistas y no la mía. Perdón por la dureza de mi corazón. Perdón por mi egoísmo. He pensado más en mi comodidad que en la salvación de las almas; mucho más en mis intereses que en los tuyos. Quise tu bendición, tu presencia y tus regalos pero sin la intención de comprometerme contigo. Hoy anhelo cambiar esta realidad. Comenzaré con mis contactos en las redes y proseguiré para ser canal de paz a miles de personas. En Jesús, amén”.
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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