Una vida de intimidad con DiosMuestra

El poder de la fe II

Hay personas que hacen el bien, se congregan, diezman, evitan todo lo malo y aun así no logran conectarse con Dios y experimentar su presencia. Se preguntan por qué no reciben lo que piden. La respuesta está en el versículo siguiente: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”, Santiago 1:6-7. ¡Dios responde a la fe y nada más! Dios no se conmueve por tu necesidad sino, por tu fe.

Los fariseos y los demás líderes religiosos enojaron mucho a Jesús y algunas actitudes lo entristecieron, especialmente la falta de fe. Jesús se sintió decepcionado cuando sus propios discípulos no tuvieron fe: “-¡Ah, generación incrédula y perversa!, -respondió Jesús-. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos?...”, Lucas 9:41.

No olvidemos que los discípulos habían recibido el poder y la autoridad para echar fuera demonios y sanar a los enfermos, Lucas 9:1. ¿Cómo es posible entonces que no pudieran echar fuera el demonio de un niño? ¡Por la falta de fe!, Mateo 17:20.

Jesús encontró también personas que lo alegraron a causa de la fe. Una mujer extranjera vino a la casa donde el Maestro se hospedaba. Tenía una hija poseída por un demonio y pidió insistentemente que Jesús la liberara: “Pero Jesús le dijo: —Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama”, Marcos 7:27-29. “Cuando llegó a su casa encontró a su hija completamente sana. Nuevamente, Jesús respondió a su fe no a su necesidad, porque su primera petición fue dicha por necesidad, pero su respuesta a las palabras de Jesús fue impulsada por la fe”.1

Tu necesidad, aunque sea imperiosa, no garantiza tu milagro. Lo que realmente mueve la mano de Dios es la fe. “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”, Hebreos 11:6.

1. BEVERE, J. Acércate a Él. Una vida de intimidad con Dios. Editorial Casa creación. EEUU. 2007.