Una vida de intimidad con DiosMuestra

David permaneció fiel

Cuando David se convirtió en rey, no dejó que la fama se le subiera a la cabeza. Su lealtad hacia Dios lo impulsó a glorificarlo con sus acciones de gobierno. ¿Recuerdas? La primera decisión fue hacer de la presencia de Dios el centro de la nación.

¡Dios seguía siendo su pasión en el momento de máxima popularidad! Saúl nunca se había preocupado por el arca, pues no le interesaba la presencia de Dios. En cambio, a David lo apasionaba. Su prioridad era restaurar el gobierno de Dios, Su amado Rey de Reyes, a toda la nación. ¡Lo que haces demuestra lo que está en tu corazón!

David, después de haber sido ungido como rey por Samuel y, todavía en el anonimato, se transformó en el músico de Saúl. Estaba tan ungido que Saúl pidió que se quedara a su servicio. Danilo Montero dice: “¿Cómo es posible que el hombre más ungido de Israel termine siendo el siervo del rey? ¿Saben por qué? Porque para Dios adorar y servir es la misma cosa”. ¿Adoras a Dios, independientemente del trabajo que realizas para tu rey? No pretendas leer la Biblia cuando te llegue la oportunidad de predicar. No creas que orarás recién cuando tengas un ministerio. Si ahora no lo haces, tampoco lo harás después. Reza el dicho: “Cuando llega la oportunidad no hay tiempo para prepararse”.

“Dios... dijo: “He encontrado en David... a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga”, Hechos 13:22 (NTV). ¿Habrá hecho todo lo que Dios quería que hiciera? La respuesta la encontramos en Hechos 13:36: “En vida, David hizo lo que Dios quería. Después murió...” (PDT). ¡Qué hermoso epitafio para una vida consagrada al Señor! La Biblia al Día lo relata de la siguiente manera: “...David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió...”. Rick Warren se refiere a este pasaje y expresa: “Eso es lo que quiero que la gente diga cuando me muera. Que serví a los propósitos de Dios en mi generación. Eso me gustaría que la gente dijera de ti cuando mueras, que serviste a los propósitos de Dios en tu generación. No puedes servirlo en ninguna otra, solo en la tuya”.

¿Qué harás a partir de hoy? ¿Cómo disciplinarás tus tiempos de búsqueda? ¿Desarrollarás una actitud de adoración permanente? Recuerda que la adoración y la comunión preceden a la unción. De tus decisiones de cada día depende tu futuro. No desaproveches este día. ¡Sírvelo de corazón! ¡Ámalo con sinceridad!