Una vida de intimidad con DiosMuestra

Dios se manifiesta

“David seguía creciendo sin cesar, y Yavé Sabaot estaba con él”, 2° Samuel 5:10 (BLA).

Es muy aleccionadora la manera en que el Espíritu Santo nos deja ver el obrar de Dios. Manifiesta un nombre del Santo, a saber: Jehová Sabaot, que significa: “El Señor de los ejércitos”. Y entraña una verdad espiritual muy poderosa: Dios cumplirá siempre sus propósitos, aun cuando fracasen las huestes de su pueblo terrenal. ¡Qué profunda enseñanza! ¡Qué estimulante y poderosa resulta la verdad de la Palabra! De ahí que, frente a nuestras luchas no debemos mirar a nadie más, ni a ninguno de nuestros recursos, solo a Él. Dios puede hacer lo imposible y lo hará. ¡Dios luchando por su pueblo, al frente de todos los ejércitos celestiales! ¡Gloria a su nombre!

¿Cuándo se dio cuenta David de que las promesas de Dios se estaban cumpliendo? “Entonces David se dio cuenta de que el SEÑOR lo había confirmado como rey de Israel y que había bendecido su reino por amor a su pueblo Israel”, 2º Samuel 5:12 (NTV). Ese ‘entonces’ indica que David se percató del obrar de Dios después de ser rey sobre toda la nación (con varios años gobernando) ¿Cómo es posible? La respuesta es sencilla: David vivía el día a día. Sus ojos se centraban en los problemas cotidianos y en cómo resolverlos. La inmediatez y urgencia de lo actual no le permitían reflexionar en el curso que los acontecimientos iban tomando.

Esto debería representar un llamado de atención para todos nosotros. No vaya a ser que por estar con la mirada en lo cotidiano no reconozcamos el obrar de Dios a cada paso de nuestra vida. Meditemos en los aspectos en los que Él se está manifestando. Seamos agradecidos y breguemos para que cada día el poder de Dios tenga mayor libertad para revelarse. Recordemos que Israel vivió la época más esplendorosa de su historia durante el reinado de David, quien hizo de la presencia del Señor el centro de su gobierno.

Como el embarazo va transformando el cuerpo de una mujer a medida que crece el bebé, así la iglesia se va transformando en la medida que la manifestación de Dios se multiplica y expande. La renovación es un proceso no un suceso, ¡sigue perseverando, sigue avanzando!

“Hoy proclamo tu nombre delante de todos mis adversarios. Declaro que Jehová Sabaot es el que pelea mis batallas. Él es el que cabalga frente a su ejército, llevando a cabo sus propósitos a través de mi vida. Con fe y devoción me gozo en la victoria de mi Señor. Oro en Jesús. Amén”.