Una vida de intimidad con DiosMuestra

La Presencia está muy cerca

“...Tú eres el Dios que todo lo ve”, Génesis 16:13 (TLA).

¿Tienes conciencia de que la Presencia Santa de Dios está ahí contigo? ¿Comprendes que toda tu vida está en eterno presente ante Dios? ¿Qué importancia tienen estas preguntas? Suprema, pues todo pecado no juzgado en la cruz de Cristo está pendiente de castigo. Nunca pensemos que el paso del tiempo, por sí solo, corrige o salda las deudas espirituales. Si no existe convicción de pecado y arrepentimiento, no esperes el perdón como si fuera la respuesta automática de Dios porque un día hiciste una oración entregando tu vida a Él.

El perdón es un don de Dios que sana, libera y restaura como nada ni nadie puede hacerlo, pero debe ir precedido de dolor por haber ofendido al Señor y haber deshonrado su nombre por medio del pecado.

“...Límpiame de mi pecado... mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti...solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos... He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve”, Salmo 51:1-7 (VRV).

Junto con la convicción de pecado debe aparecer una urgencia por santificar el pasado, el tiempo actual, las palabras, la casa, nuestras pertenencias, pensamientos y todo lo que se relaciona con la vida, el ministerio y la iglesia. No sigamos ofendiendo al Señor con nuestra tibieza espiritual. Si quieres la guía del Espíritu Santo, que su paz crezca y todo bien se multiplique, comienza por hacer cambios radicales en relación al pecado y toda cosa dudosa en este sentido.

Dios revelará tus motivaciones más secretas. Te conducirá por un camino de descubrimiento mostrándote la importancia de tu obediencia, pues en su reino no son importantes los ‘visibles’ sino los obedientes. Ellos marcan toda la diferencia. Charles Finney dijo: “Si tú quieres saber por qué Dios ha derramado su Espíritu sobre una iglesia u otra que ha experimentado un genuino avivamiento, busca entre los miembros por alguien que, probablemente, no es muy reconocido y siempre hallarás a una persona que ha estado orando, agonizando, por la salvación de las almas”. Personas que “tienen peso delante de Dios” aunque en el mundo visible no “se vean importantes”.

¿Caminaremos con Dios o viviremos de apariencias? ¡Dejemos de buscar la aprobación humana y comencemos a amar el lugar secreto! ¡Santifiquemos todo a fin de que crezca la comunión y la manifestación de su presencia!