Una vida de intimidad con DiosMuestra

Cuidado con confundir las cosas
“¿Cómo demostramos el amor a Dios? Lo demostramos obedeciendo sus mandamientos...”, 1ª Juan 5:3 (PDT).
Cornelio era gentil. Debe haber sufrido mucha vergüenza y rechazo por adoptar el 'nuevo Dios' de los cristianos; incluso por el hecho de que sus oraciones no recibían contestación. Posiblemente te sientas igual. Te esfuerzas por agradar a Dios y las cosas parecen no mejorar demasiado. Hasta es factible que el diablo te haya comparado con algún "cristianito" que lleva una vida desordenada como la de Sansón. Creyentes fríos, nominales y religiosos que dejan mucho que desear. No obedecen a Dios. Mienten, defraudan, algunos de ellos tienen aventuras extramatrimoniales y, sin embargo, “mal no les va”. Quizás hasta estén progresando económicamente. Y tú comienzas a pensar que esperar en Dios y vivir en santidad no marca ninguna diferencia. Ese truco lo usa el diablo con todos los creyentes en Cristo. Quiere despojarte de tu tesoro y de tu protección que es tu santidad. Pero antes de que arribes a conclusiones, medita. ¿Cómo terminaron Cornelio y Sansón? Aquel que honró a Dios con fidelidad y obediencia (Cornelio) recibió su recompensa. En cambio, el que coqueteó con el pecado (Sansón) y jugó con su santidad, experimentó un horrendo final. Sansón terminó como esclavo, cumpliendo las funciones laborales que hacían los animales, viviendo en condiciones infrahumanas, ciego, solo y, lo peor de todo, ¡sin Dios!: “...Sansón no sabía que el Señor lo había abandonado”, Jueces 16:20 (PDT). Jamás creas que da lo mismo obedecer que no hacerlo. En el caso de Cornelio, de repente, el Señor llamó a un ángel y le dijo: “Ve rápido a la tierra y entra en la casa de un hombre llamado Cornelio y dile: Dios ha escuchado tus oraciones”, Hechos 10:4 (NTV). ¡Y ese día fue bendecido!
¡Qué pena la vida de Sansón! Cruzando límites, despreciando el llamado y la paciencia de Dios. Parecía que daba lo mismo. El poder de Dios seguía manifestándose y la misión se estaba cumpliendo. Sin embargo, un día, el Señor dijo: “Basta”. La paciencia de Dios tiene un límite y nadie sabe cuándo la gracia se convierte en juicio. No puedes jugar con Dios y salir ileso. Dios fue muy tolerante con él, pero un día cosechó lo que había sembrado.
“Señor, ayúdame a vivir en santidad y obediencia. Anhelo conquistar tu corazón. Hoy me preparo para tus ‘de repentes’, porque tan cierto como oíste las oraciones de Cornelio recibirás mis plegarias y, ‘de repente’, los cielos se abrirán. Lo declaro en Jesús. Amén”.
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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