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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 109 DE 365

A sacarse las caretas

Todos tenemos máscaras detrás de las cuales escondemos algo. Algunas personas esconden pecados, pero la mayoría oculta dolencias emocionales. Sí, dolores no físicos pero igualmente dañinos y traumatizantes. La desazón por una traición, por un abandono o un pasado no resuelto; por una infidelidad, fracaso matrimonial o ruptura sentimental.

La Biblia nos cuenta de una mujer llamada Ana. Ella escondía una tristeza infinita por una situación que no podía cambiar: era estéril. Todos la menospreciaban, a excepción de su esposo. Veamos qué hizo con su dolor; podría ser inspirador para nosotros.

Ana fue al templo y derramó su corazón en la presencia del Señor. Ella misma le explicó al sacerdote, que no entendía lo que ocurría: “Como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor lo que hay en mi corazón, 1ª Samuel 1:15 (NTV). He aquí dos grandes enseñanzas:

1. El cumplimiento de todo anhelo comienza con la búsqueda de Dios. Ana tenía un sueño y, mientras buscaba en el templo la presencia de Dios, el Señor satisfizo con creces su petición, 1º Samuel 1.

2. Conquistamos los milagros que buscamos. Oraciones concretas obtienen respuestas concretas. Los milagros extraordinarios son el resultado de oraciones muy específicas. Zacarías y Elizabeth oraron por un hijo y Dios les regaló a Juan, Lucas 1:13. Ana rogó por hijo-siervo del Señor y Dios le dio a Samuel, 1° Samuel 1:27. Ezequías suplicó ser sanado y Dios le añadió quince años de vida, Isaías 38. Pedro pidió caminar sobre las aguas y lo hizo, Mateo 14:28-29. Todos, sin excepción, recibieron lo que pidieron.

¿Por cuánto tiempo esconderás o disimularás tu dolor? Ve al lugar de Su Presencia y vuelca ante el Señor lo que hay en tu corazón. Claro que puedes hacerlo en tu casa, pero hazlo también en el templo. Ofréndale tu vida al Señor en los servicios dominicales. Eso sí, deja tu carga definitivamente y no te levantes de tus rodillas para volver a tomar en tus manos lo que debería haber estado siempre en las manos de tu Señor.

¿Por qué no sacas una cita con Dios y le cuentas todas tus penas? Delante de Él las caretas no sirven y lejos de Él las caretas no ayudan. Abandona el dolor y no vuelvas al pasado para desenterrar tus malos recuerdos. Basta ya de excusas, basta de vivir a medias. En Cristo puedes superar lo insuperable. Vive una nueva vida, feliz y con la bendición de Dios a tu lado. No estás derrotado, a menos que bajes los brazos. No estás vencido, a menos que quieras seguir reviviendo el dolor. ¡Que hoy sea el día de tu transformación!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/