Enfrentando la ansiedadMuestra

CUANDO NO ES SUFICIENTE
En los últimos cinco días, tratamos de compartir contigo lo que Dios tiene que decir sobre la ansiedad, así como algunas herramientas prácticas que puedes usar para manejarla. Estas sugerencias y consejos pueden ser sumamente útiles en la mayoría de las situaciones que involucran la ansiedad, incluso en etapas de la vida en las que nuestra ansiedad se siente como si estuviera totalmente fuera de control. Sin embargo, hay momentos y situaciones en los que se necesita más ayuda. A veces, necesitamos ver a un consejero o a un terapeuta, alguien que pueda ayudarnos a comprender realmente por qué pensamos o sentimos de una cierta manera. Algunas veces, hay un desbalance químico real en nuestros cerebros, y la medicina puede ser una cura necesaria.
Cualquiera que sea el caso para ti, déjame decirte algo muy claramente: no hay absolutamente ninguna vergüenza en obtener la ayuda necesaria cuando la necesites. Ninguno de nosotros puede manejar todo por sí solo, y Dios nos ha dado profesionales médicos y de salud mental por una razón. A veces, solo necesitamos un poco de ayuda adicional para superar algo, y en realidad es un acto de valentía admitir que necesitas esa ayuda.
Así que, si luchas a menudo con la ansiedad, trabajas duro en los hábitos de los que hemos hablado en los últimos días. Quizás puedas comprometerte a memorizar algunos de esos versículos clave y repetirlos cada vez que sientas que la ansiedad aumente. Pero si estás lidiando con una ansiedad severa y no parece mejorar, ten el valor de hablar con tus padres o tutores sobre ir a ver a alguien que pueda brindarte un poco más de ayuda. Dios te ama mucho y no quiere que vivas en constante miedo o ansiedad. Él tiene algo mucho mejor reservado para ti, y te lo prometo: hay esperanza, hay vida más allá de la ansiedad.
Escrituras
Acerca de este Plan

La ansiedad nos afecta a todos de una forma u otra. Algunos de nosotros lidiamos con ella con más intensidad o frecuencia, pero está arraigada en nuestro cerebro... para que nadie se escape totalmente de ella. Pero, ¿qué tiene Dios que decir y cómo puede eso ayudarnos a lidiar con esta emoción desagradable? Cuando SIENTAS que estás frente a ella, aquí tienes algunas herramientas prácticas que te ayudarán a manejarla.
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