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Llena tu casa con la Palabra

Por Robert Morris

No siempre estuve apasionado por la Palabra de Dios, pero, ¿sabes cómo reconocí mi necesidad de ella? Después de haber sido salvo. Comencé a viajar con James Robinson participando en reuniones de jóvenes. Él comenzó a predicar sobre espíritus demoníacos; yo le dije que no entendía de qué estaba hablando. El dijo: "¿Por qué no vienen a casa tú y Debbie,? Haremos helado casero y hablaremos de la Palabra. No reunimos con ellos una noche y James leyó el Salmo 74:3, “Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!" El me preguntó, "¿Quién es el enemigo? Respondí, "Satanás" Él preguntó "¿Qué es lo que ha destruído?" Respondí, "El santuario." Él dijo, "Señala al santuario." Le dije, "¿Me estás diciendo que tengo demonios?" Él me dijo, "Robert, tienes muchos demonios". Yo estaba desconcertado. Quería echarlos fuera pero él dijo, "No, necesitamos seguir leyendo la Palabra. Necesitamos llenar nuestras casas con la Palabra de Dios.”

Ese entonces no tuvo sentido para mí porque me enseñaron que los cristianos no podían estar en esclavitud de demonios. Pero eso no es lo que la Escritura dice. Nos dice que es posible que un cristiano tenga una gran cantidad de demonios. ¿A quién crees que persiguen los demonios? Ellos no van en pos del mundo porque el mundo ya está de su lado. Sin embargo, si ellos pueden mantener a la iglesia en cautividad, entonces pueden evitar que la iglesia presente a Jesús al mundo.

En Mateo 12:43–45, Jesús dice: “cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo. Entonces dice: "Volveré a la casa de donde sali". Cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir con él. Así que el estado postrero de aquella persona resulta peor que el primero. Así le pasará también a esta generación malvada”. La palabra clave en el versículo 39 es "vacía". Mira, si el espíritu de lujuria, orgullo, inseguridad o cualquier otro demonio es expulsado fuera de ti, élvolverá con otros. Tu casa puede estar limpia y en orden, pero si está vacía, los demonios pueden retornar peor que antes.

Por eso, cuando James me ayudó a entender que tenía ataduras en mi vida y yo le dije "echémoslas fuera", él me dijo, "primero llenemos tu casa con la Palabra de Dios para que cuando salgan, se mantengan afuera". Si ya eres salvo pero aún tienes pecado y ataduras en tu vida, lo mejor que puedes hacer es leer la Palabra".

Oración

Dios, gracias porque tu Palabra provee protección de la esclavitud del enemigo. Ayúdame a llenarme de Tu Palabra, así el enemigo fallará al venir contra mí. En el nombre de Jesús, amén

Versículo para memorizar

El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en Él confía, de Él recibo ayuda. Salmo 28:7