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Amistad sobre el Perfeccionismo
Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio: el fruto del Espíritu. Todas estas son cualidades que nos esforzamos por alcanzar. Intentamos generarlas por nuestra propia voluntad y autodisciplina. Sin embargo, según Gálatas 5:22-23, es obra del Espíritu Santo producir este fruto, mientras que nuestro trabajo es caminar paso a paso con Él. “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25).
La verdadera transformación espiritual comienza con una amistad auténtica. No se trata de llegar a ser o lograr algo, sino de estar con el Espíritu Santo.
A medida que la amistad se enriquece, empiezas a conocerle más allá de su aprobación o desaprobación. Comienzas a comprender Su corazón. Sabes qué le entristece y qué apaga Su obra. Empiezas a captar Su perspectiva y a ver las cosas desde Su punto de vista. Tu deseo de cambiar ya no es fruto de la obligación o la vergüenza, sino del amor.
No tienes que esforzarte por alcanzar una imagen ideal de perfección. En cambio, puedes centrarte en administrar este momento con Dios. Y cuando este momento pase, te centras en el siguiente.
En cada decisión, escuchas Su consejo. Durante cada pérdida, lloras con el Ayudador siempre presente. Cuando fallas, te arrepientes y confías en el Abogado. Cada momento es una oportunidad para interactuar con Él porque Él está disponible, accesible y lleno de bondad.
No necesitas preocuparte por todo lo que debes hacer, sino enfocarte en lo que Él te guía a hacer en este momento. Incluso cuando una tarea parece imposible, respiras y le pides fuerza sobrenatural. ¡La acumulación de estos momentos produce el fruto del Espíritu! A medida que lo tomas momento a momento y paso a paso, Él formará tu carácter y moldeará tu corazón.
¿De qué manera has visto la vida cristiana como una cruzada de logros personales? ¿Cómo cambiaría esto si vieras la transformación espiritual como una consecuencia de vivir en relación con Dios?
Acerca de este Plan
¿Estás atravesando una temporada de desierto, sin encontrar agua ni un oasis para tu alma? ¿Y si esta temporada guardara la mayor esperanza de todas: conocer la Presencia de Dios de forma íntima, auténtica y apasionada? Este devocional te anima a que este tiempo no es en vano, aunque algunos días sientas que no avanzas. Porque, sin importar el terreno que recorras, Dios está viajando contigo como Consolador, Dador de Vida y Amigo.
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Queremos agradecer a WaterBrook Multnomah por proporcionar este plan. Para más información, visita: https://www.faitheurycho.com/
