Experimentando la Amistad con DiosMuestra

Quejas en el Desierto

Aunque Dios fue visible en las plagas que sacudieron Egipto y rompieron sus cadenas de esclavitud, los israelitas del Éxodo no tenían la cercanía con Dios que tenía Moisés. Por ello, cuando las cosas se complicaron, murmuraron: “¡Habría sido mejor quedarnos en Egipto!” dijeron (ver Éxodo 14:11-12; 16:3; 17:3).

Por muy débiles e ingratos que parezcan los israelitas, este amargo murmullo es comprensible. Cuando la vida se pone difícil, nuestra alma dice algo como: “Vale, Dios, si no vas a sacarme de esto, entonces me sacaré yo mismo”. Es en estos momentos cuando empezamos a ignorar al Espíritu Santo y a apoyarnos en nuestra propia intuición. Cuando la queja se convierte en acción, cultivamos una independencia espiritual de la Presencia de Dios que nos lleva a depender de otras personas y cosas.

Es más fácil rebelarse que reconocer a Dios, más sencillo permanecer en nuestro descontento y falta de fe que acudir a Su Presencia. Pero, Amigo de Dios, puedes hacer un intercambio sagrado hoy. Puedes cambiar las quejas por amistad.

Meditad en estas verdades mientras combates tus quejas:

1. Él está contigo. “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás” (Salmo 139:7-8).

2. Él sabe lo que hace. “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).

Antes de pasar otra media hora rumiando amargura, preocupándote por un resultado o desplazándote sin rumbo por las redes sociales para escapar de tus problemas, intenta leer estos dos versículos y meditar en estas verdades por un momento. Meditar en la verdad de Dios reúne tu mente, cuerpo y espíritu, y permite que todo tu ser esté plenamente presente con Jesús.

¿De qué te has estado quejando últimamente? ¿Cómo cambia tu perspectiva sobre esos problemas al centrarte en la Presencia de Dios?