Cómo ser felizMuestra

Las emociones no siempre tienen la razón

Cuando se trata de los sentimientos, puede ser difícil determinar qué es real y qué es real sólo para ti.

Piénsalo así. Estás cuidando a un niño pequeño. Por alguna razón desconocida, el niño se obsesiona con el deseo de meter su dedito regordete y babeado en un enchufe eléctrico.

Te aseguras de que la cubierta de seguridad está bien puesta. Mueves al niño. Pones una barrera de juguetes en frente de ella para que el pequeño no lo vea. Pero el niño lindo sabe que aún está ahí. Ese enchufe parece divertido y tú pareces su enemigo mortal. Lágrimas, brazos agitados, gritos, patadas. Ya no es una escena bonita.

¡Este niño está enfurecido! Y frustrado. No se puede negar eso. Puede que incluso esté genuinamente triste. “¡Todo lo que siempre he querido es ese enchufe! ¡La vida es muy cruel!” Es cierto, el niño tiene sentimientos, pero no se basan en la verdad.

Sólo porque te sientas de una manera no significa que hayas llegado a la conclusión correcta. Todos nos sentimos enojados o tristes cuando no nos salimos con la nuestra, pero si escuchamos a la gente sabia que nos rodea, podemos tener una nueva perspectiva. Empezamos a entender que lo que puede parecer realmente frustrante o hacernos sentir muy tristes puede en realidad estar pasándonos por una buena razón que aún no podemos comprender.

Con el tiempo, podrás entender que perder cierta amistad fue realmente saludable para ti, o para ellos. Tal vez no entrar a  un equipo significó que tuviste más tiempo para iniciar otro hobby que terminó cambiando el curso de tu vida para mejor. Puede que estés enojado con alguien por decir algo que te hirió, ¿pero qué pasaría si sus palabras te ayudaran a crecer si pudieras ver más allá del dolor que te causaron?

Trata de frenar cuando tienes sentimientos fuertes. Respira. Piensa. Procesa. Sé lento para airarte, como el pasaje de hoy de Santiago nos dice. Pero también considera ser lento para la tristeza, la frustración, el desaliento, o la sensación de exclusión. Concéntrate en lo bueno que puede salir de una situación. Llora por ello si lo necesitas, pero siempre recuerda que el hecho de que te sientas de cierta manera no significa que sea la forma correcta de sentirte.