Preparando nuestros corazones para la Pascua: un devocional de CuaresmaMuestra

"Día 27: El Rey que Viene"

En el Cercano Oriente Antiguo, un rey entró cabalgando sobre un caballo de batalla para transmitir su poder militar, particularmente cuando él entraba en las recién conquistadas ciudades donde su gobierno se han considerado como ilegítimo o con recelo o rechazo absoluto de las ciudades. La excepción a esta costumbre era cuando un rey amado entró en su propia ciudad capital. Allí él montaría en un burro — el rey benévolo.

El Profeta Zacarías habla de un día cuando Jerusalén vería a su rey volver. Él conquistaría al enemigo una vez por todas, garantizaría una salvación duradera y establecería un nuevo reinado de la paz para todos. Esta esperanza del verdadero rey, montado en un burro, llevó a la multitud a gritar: "¡Hosanna al hijo de David! Bienaventurado el que viene en nombre del Señor! "cuando vieron a Jesús montado en Jerusalén, sí, en un burro.

Y sin embargo esta multitud pronto se convirtió en la turba enfurecida que gritó por sangre: «¡Crucifícalo!» Jesús, quien una vez fue recibido como el rey de regreso, se encontraría con el rechazo violento de un pueblo hostil. El verdadero rey regresó a su ciudad capital para encontrar que le habían traicionado. Aún así, él montó en un burro, no en un caballo de batalla y en paz. Y ganó la victoria definitiva para su pueblo traidor presentándose a sí mismo a su violencia — nuestra violencia — confirmando nuestra culpa y lograr nuestro perdón en una victoria decisiva. El enemigo que este rey conquistaría resultó ser nosotros, y el costo de la victoria que anhelamos fue la muerte de nuestro amado rey. Y lo hizo. Alégrate mucho, oh hija de Sión. ¡Grita en voz alta, oh hija de Jerusalén!

Oración

Señor, nos alegramos y gritamos en voz alta que dieras tu vida para pagar el precio de la traición. Te alabamos como nuestro querido rey que hemos estado esperando. Ven, reina en nuestros corazones, nuestras vidas y nuestra ciudad. En el nombre de Cristo, Amen.

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