Preparando nuestros corazones para la Pascua: un devocional de CuaresmaMuestra

"Día 21: El Siervo Sufriente"
Jesús fue extraordinario de muchas maneras. Pero si tuvieras que juzgar su vida según las normas del mundo, en la mayoría de los casos sería considerado un fracaso. Era pobre, rechazado, y murió una muerte difícil y vergonzosa. De la manera en que otros buscan la comodidad, el poder y el reconocimiento, no lo hizo.
Incluso en su apariencia exterior, no había ninguna indicación de que él era el creador y sustentador del universo. No tenía belleza ni majestad que hubiera hecho que otros lo envidiaran, aunque él era la fuente misma de toda belleza. Más que eso, fue totalmente rechazado y despreciado, un hombre de dolores, hasta el punto de que la gente se volvió y escondieron sus rostros de él. Fue golpeado, afligido, traspasado, castigado, aplastado y sufrió más allá de toda comprensión. Todo esto y él era la persona más inocente y justa que jamás haya vivido.
Jesús pasó por todas estas cosas para que nunca tuviéramos que hacerlo. Él experimentó el dolor y la pena de una manera que nosotros mismos nunca podríamos haber soportado. Fue castigado por el pecado, aunque él mismo nunca pecó. El último versículo nos dice que todos somos como ovejas — insensatos, desamparados y deseosos de seguir nuestro propio camino, pero el Señor le impuso la iniquidad de todos nosotros. Aunque era rico, por nuestra causa se hizo pobre, para que nosotros por su pobreza pudiéramos hacernos ricos.
Oración
Padre, nos maravillamos de la humildad y compasión de tu Hijo. Sólo a través de sus heridas estamos curados. Renuévanos diariamente en la alegría de nuestra salvación y ayúdanos a vivir a la luz de cosas aún mayores. En el Nombre de Cristo, Amén.
Copyright (c) 2012 por la Iglesia Presbiteriana Redentora.
Jesús fue extraordinario de muchas maneras. Pero si tuvieras que juzgar su vida según las normas del mundo, en la mayoría de los casos sería considerado un fracaso. Era pobre, rechazado, y murió una muerte difícil y vergonzosa. De la manera en que otros buscan la comodidad, el poder y el reconocimiento, no lo hizo.
Incluso en su apariencia exterior, no había ninguna indicación de que él era el creador y sustentador del universo. No tenía belleza ni majestad que hubiera hecho que otros lo envidiaran, aunque él era la fuente misma de toda belleza. Más que eso, fue totalmente rechazado y despreciado, un hombre de dolores, hasta el punto de que la gente se volvió y escondieron sus rostros de él. Fue golpeado, afligido, traspasado, castigado, aplastado y sufrió más allá de toda comprensión. Todo esto y él era la persona más inocente y justa que jamás haya vivido.
Jesús pasó por todas estas cosas para que nunca tuviéramos que hacerlo. Él experimentó el dolor y la pena de una manera que nosotros mismos nunca podríamos haber soportado. Fue castigado por el pecado, aunque él mismo nunca pecó. El último versículo nos dice que todos somos como ovejas — insensatos, desamparados y deseosos de seguir nuestro propio camino, pero el Señor le impuso la iniquidad de todos nosotros. Aunque era rico, por nuestra causa se hizo pobre, para que nosotros por su pobreza pudiéramos hacernos ricos.
Oración
Padre, nos maravillamos de la humildad y compasión de tu Hijo. Sólo a través de sus heridas estamos curados. Renuévanos diariamente en la alegría de nuestra salvación y ayúdanos a vivir a la luz de cosas aún mayores. En el Nombre de Cristo, Amén.
Copyright (c) 2012 por la Iglesia Presbiteriana Redentora.
Escritura
Acerca de este Plan

¿Qué es la Cuaresma? Es un tiempo en el cual anticipamos la victoria de la luz y la vida de Cristo sobre las tinieblas del pecado y la muerte. Conforme vamos avanzando desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua, nos recuerda la realidad de nuestra fragilidad y la gracia redentora de Dios.
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Este devocional fue creado por el personal de la Iglesia Presbiteriana del Redentor y fue originalmente publicado en www.redeemer.com en 2012. Usado con permiso.