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EFESIOS 2

2
Dios nos libró de la muerte por medio de Cristo
1Vosotros, antes, estabais muertos a causa de las maldades y pecados#2.1-5 Col 2.13. 2en que vivíais, pues seguíais el ejemplo de este mundo y hacíais la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios.#2.2 Col 3.6-7; cf. Ef 6.11-12. Aquel espíritu que domina en el aire: Satanás, llamado el diablo en Ef 4.27; 6.11 y el maligno en Ef 6.16. Véase Jn 12.31 n.; cf. 2 Co 4.4. 3De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros propios deseos y satisfaciendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de esa naturaleza merecíamos el terrible castigo de Dios,#2.3 Merecíamos el terrible castigo de Dios: lit. éramos por naturaleza hijos de ira. Cf. Col 3.6. igual que los demás. 4Pero Dios es tan misericordioso y nos amó tanto, 5que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios habéis recibido la salvación.#2.5 La palabra salvación, lo mismo que la palabra herencia (véase 1.11 n.), puede referirse tanto a la participación presente de la obra redentora de Dios por medio de Jesucristo (cf. también v. 8), como a la posesión futura y definitiva de ese don (Ro 5.9-10). 6Dios nos resucitó juntamente con Cristo Jesús#2.5-6 Col 2.12-13; cf. Ro 6.4-11; 1 P 1.3. y nos hizo sentar con él en el cielo.#2.6 Ef 1.20. En el cielo: Véase Ef 1.3 nota g. 7Hizo esto para mostrar en los tiempos futuros el gran amor que nos profesa y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8Pues por la bondad de Dios habéis recibido la salvación por medio de la fe. No es esto algo que vosotros mismos hayáis conseguido, sino que os lo ha dado Dios.#2.8 Ro 9.16. 9No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada;#2.9 Ro 3.27-28; 4.2,5; Gl 2.16; 2 Ti 1.9; Tit 3.5. 10pues Dios es quien nos ha hecho, quien nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según lo que había dispuesto de antemano.#2.10 Estas buenas obras son la consecuencia necesaria de la salvación mencionada en 2.8.
Cristo, nuestra paz
11Así pues, vosotros, que no sois judíos y que sois llamados “incircuncisos” por los judíos –que circuncidan al hombre en el cuerpo y se llaman a sí mismos “circuncidados”–,#2.11 Los judíos se referían a los no judíos como incircuncisos (véase Circuncisión en el Índice temático). Por no haber sido circuncidados en el cuerpo (Ro 2.28), los consideraban excluidos del pueblo de Dios (v. 12). 12recordad que en otro tiempo estabais sin Cristo, separados de la nación de Israel, y que no teníais parte en los pactos ni en la promesa de Dios.#2.12 Ro 9.4. Los pactos (o alianzas): por ej., con Noé (Gn 6.18; 9.9), con Abraham (Gn 15.18; 17.2,7-9), con el pueblo de Israel (Ex 19.1-8), y con David (2 S 7.11-16,26). Vivíais en este mundo, sin Dios y sin esperanza. 13Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó,#2.13 Por la sangre que él derramó: Ef 1.7-8 nota ñ. vosotros, que antes estabais lejos, habéis sido acercados. 14Cristo es nuestra paz.#2.14 El concepto de paz, muy importante en toda la Biblia, incluye la reconciliación con Dios y con los hombres. Aquí se refiere especialmente a la unión de todos los hombres en el único pueblo de Dios. Véanse Paz y Pueblo en el Índice temático. Él ha hecho de judíos y no judíos un solo pueblo, destruyendo el muro de enemistad que los separaba.#2.13-14 Cf. Jn 10.16. El muro (o cercado) parece referirse a la ley mosaica (v. 15), considerada en la tradición de los judíos como un muro que los protegía y los caracterizaba como pueblo de Dios, y así los separaba de las otras naciones. Algunos ven también aquí una alusión a la pared o barrera que se alzaba en el templo de Jerusalén entre el atrio exterior y la parte interior, y que excluía a los no judíos (véase Hch 21.28 n.). En su propio cuerpo,#2.14 En su propio cuerpo: Parece referirse al cuerpo de Cristo, sacrificado en la cruz (v. 16). 15Cristo ha puesto fin a la ley consistente en mandatos y reglamentaciones,#2.15 Col 2.14; cf. también Ro 8.3. y de ambos pueblos ha formado uno solo, nuevo y unido a él.#2.15 Uno solo, nuevo y unido a él: lit. un solo hombre nuevo. El concepto del único pueblo formado por judíos y no judíos (v. 14) se ilustra aquí con la imagen de un solo hombre nuevo, semejante a la del un solo cuerpo (v. 16). Así ha hecho la paz. 16Por su muerte en la cruz, Cristo ha dado fin a las luchas entre ambos pueblos y los ha reconciliado con Dios, haciendo de ellos un solo cuerpo.#2.16 Col 1.20-22; cf. Ro 5.10; 2 Co 5.18-20. Un solo cuerpo: la iglesia (Ef 1.22-23).
17Cristo ha venido a traer buenas noticias de paz#2.17 Cf. Is 52.7. a todos, tanto a vosotros, que estabais lejos de Dios, como a los que estaban cerca.#2.17 Alusión a Is 57.19, texto aplicado aquí a los paganos (los que están lejos) y a los judíos (los que están cerca); cf. también v. 13. 18Pues por medio de Cristo, unos y otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu.#2.18 Ef 3.12; cf. 1 P 3.18. 19Por eso, ya no sois extranjeros, no estáis ya fuera de vuestra tierra, sino que ahora compartís con el pueblo santo los mismos derechos, y sois miembros de la familia de Dios. 20Sois como un edificio#2.20-22 La iglesia, o sea, el pueblo de Dios en sentido colectivo, es vista como un edificio o un templo de Dios (cf. 1 Co 3.9-16). levantado sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas;#2.20 Profetas: Parece referirse aquí a quienes en la iglesia ejercen el don de profecía (véase 1 Co 14.1 n.; cf. 1 Co 12.28; Ef 4.11). El fundamento de los apóstoles y los profetas: Ap 21.14; cf. Mt 16.18. Otra posible traducción: el fundamento (o cimiento) puesto por los apóstoles y profetas (cf. Ro 15.20; 1 Co 3.10). y el propio Cristo Jesús es la piedra que corona el edificio.#2.20 La piedra que corona el edificio (cf. Is 28.16, citado en Ro 9.33; 10.11; 1 P 2.6; cf. también Mt 21.42). Otros traducen: la piedra principal. Acerca de Jesucristo como único fundamento, cf. 1 Co 3.11. 21Unido a Cristo, el edificio entero va levantándose en todas y cada una de sus partes hasta llegar a ser un templo santo, unido al Señor. 22Así también vosotros, unidos a Cristo, os unís todos unos a otros para llegar a ser por medio de su Espíritu un templo en el que Dios habita.#2.21-22 Cf. 1 P 2.4-5.

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