Josué 2
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Josué manda espías a Jericó
1Desde Sitim,#2.1 Sitim: sitio al este del Jordán, en las llanuras de Moab, última etapa de los israelitas antes de entrar en la tierra prometida (Nm 25.1; Jos 3.1). En Nm 33.49 ese mismo lugar recibe el nombre de Abel-sitim, que significa Prado de las Acacias. Josué mandó en secreto a dos espías,#2.1 El envío de estos dos espías prepara el relato de la caída de Jericó (Jos 6), ciudad situada a 8 km. al oeste del Jordán (cf. Dt 34.1,3; Jos 16.1). Véase Índice de mapas. y les dijo: «Vayan a explorar la región y la ciudad de Jericó.»#2.1 Cf. Dt 1.22; Jue 18.2.
Ellos fueron, y llegaron a la casa de una prostituta de Jericó que se llamaba Rahab,#2.1 A diferencia de Nm 13, este relato no se interesa por la información que pudieron obtener los espías, ni por los planes para la invasión de Canaán, sino en poner de relieve la fe de Rahab y la ayuda que prestó a los israelitas. Cf. Heb 11.31; Stg 2.25. en donde se quedaron a pasar la noche. 2Pero alguien dio aviso al rey de Jericó, diciéndole:
—Unos israelitas han venido esta noche a explorar la región.
3Entonces el rey mandó a decir a Rahab:
—Saca a los hombres que vinieron a verte y que están en tu casa, porque son espías.
4Pero ella los escondió y dijo:
—Es verdad que unos hombres me visitaron, pero yo no supe de dónde eran. 5Se fueron al caer la noche, porque a esa hora se cierra la puerta de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Pero si ustedes salen en seguida a perseguirlos, los podrán alcanzar.
6En realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos, entre unos manojos de lino puestos a secar.#2.6 En el valle del Jordán, el lino se cosecha durante los meses de marzo y abril. La azotea: Cf. Dt 22.8; 1 S 9.25-26; Is 22.1.
7Los hombres del rey los persiguieron en dirección del río Jordán, hasta los vados. Tan pronto como los soldados salieron, fue cerrada la puerta de la ciudad. 8Entonces, antes que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea y les dijo:
9—Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra a ustedes, porque él ha hecho que nosotros les tengamos mucho miedo. Todos los que viven aquí están muertos de miedo por causa de ustedes. 10Sabemos que cuando ustedes salieron de Egipto, Dios secó el agua del Mar Rojo para que ustedes lo pasaran.#2.10 Cf. Ex 14.21. Acerca del Mar Rojo, véanse Ex 13.18 nota; 14.21-22 n. También sabemos que ustedes aniquilaron por completo a Sihón y a Og, los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del río Jordán.#2.10 Sihón y Og: Nm 21.21-35. Véase también Dt 2.26 n. 11Es tanto el miedo que nos ha dado al saberlo, que nadie se atreve a enfrentarse con ustedes. Porque el Señor, el Dios de ustedes, es Dios lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra. 12Por eso yo les pido que me juren aquí mismo, por el Señor, que van a tratar bien a mi familia, de la misma manera que yo los he tratado bien a ustedes. Denme una prueba de su sinceridad, 13y perdonen la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es de ellos. ¡Sálvennos de la muerte!
14Ellos le contestaron:
—Con nuestra propia vida respondemos de la vida de ustedes, con tal de que tú no digas nada de este asunto. Cuando el Señor nos haya dado esta tierra, nosotros te trataremos bien y con lealtad.
15Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad, con una soga los hizo bajar por la ventana.#2.15 Como ya habían cerrado la puerta de la ciudad (cf. v. 7), la huida se realiza por la ventana de la casa, abierta en el muro que rodeaba la ciudad. Cf. 1 S 19.12; Hch 9.25; 2 Co 11.33. 16Y les dijo:
—Váyanse a la montaña, para que no los encuentren los que andan buscándolos. Escóndanse allí durante tres días, hasta que ellos vuelvan a la ciudad. Después podrán ustedes seguir su camino.
17Y ellos le contestaron:
—Nosotros cumpliremos el juramento que nos has pedido hacerte. 18Pero cuando entremos en el país, tú deberás colgar esta soga roja de la ventana por la que nos has hecho bajar. Reúne entonces en tu casa a tu padre, tu madre, tus hermanos y toda la familia de tu padre. 19Si alguno de ellos sale de tu casa, será responsable de su propia muerte;#2.19 Será responsable de su propia muerte: Lit. su sangre recaerá sobre su cabeza. Véase Lv 20.9 n. la culpa no será nuestra. Pero si alguien toca a quien esté en tu casa contigo, nosotros seremos los responsables. 20Y si tú dices algo de este asunto, nosotros ya no estaremos obligados a cumplir el juramento que te hemos hecho.
21—Estamos de acuerdo —contestó ella.
Entonces los despidió, y ellos se fueron. Después ella ató la soga roja a su ventana.
22Los dos espías se fueron a las montañas y se escondieron allí durante tres días, mientras los soldados los buscaban por todas partes sin encontrarlos, hasta que por fin volvieron a Jericó. 23Entonces los espías bajaron de las montañas, cruzaron el río y regresaron a donde estaba Josué, a quien contaron todo lo que les había pasado. 24Le dijeron: «El Señor ha puesto toda la región en nuestras manos. Por causa nuestra, todos los que viven en el país están muertos de miedo.»
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Josué 2: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Josué 2
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Josué envía espías a Jericó
1Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab,#He. 11.31; Stg. 2.25. y posaron allí. 2Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. 3Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. 4Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. 5Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. 6Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. 7Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.
8Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: 9Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. 10Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo#Ex. 14.21. delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.#Nm. 21.21-35. 11Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. 14Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
15Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. 17Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. 18He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. 20Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.
22Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.