JEREMÍAS 30
30
Promesas del Señor#30.1-9 La misión profética de Jeremías no consistió únicamente en arrancar y destruir, sino también en edificar y plantar (véase Jer 1.10 n.). En los caps. anteriores ya había algunos breves anuncios de salvación (Jer 3.14-17; 23.3-4), y la carta a los exiliados en Babilonia anunciaba el fin del cautiverio y el retorno de los deportados al cabo de setenta años (Jer 29.10). Pero ahora estas promesas de salvación y de futura restauración se amplían hasta formar el llamado “Libro de la consolación” (Jer 30–33). En esta sección se combinan los oráculos poéticos, los relatos en prosa y las acciones simbólicas (véase Jer 13.1-11 n.) para transmitir al pueblo de Dios un mensaje de esperanza.
1Este es el mensaje que el Señor dirigió a Jeremías. Le dijo: 2“El Señor, el Dios de Israel, dice: Escribe en un libro#30.2 Escribe en un libro: Cf. Jer 36.2,4,28,32. todo lo que te he dicho, 3porque viene el día en que cambiaré la suerte de mi pueblo Israel y Judá.#30.3 Cambiaré la suerte: Véase Jer 29.14 n. Yo, el Señor, lo afirmo. Yo los haré volver a la tierra que di a sus padres#30.3 La tierra que di a sus padres: expresión típica del libro de Deuteronomio. Cf. Dt 6.10,23; 7.8; 8.1; 10.11; 11.9,21. como su propiedad.”
4Este es el mensaje del Señor acerca de Israel y de Judá. 5El Señor dice:
“¡Se oyen gritos de terror,
de miedo e intranquilidad!
6Preguntad, a ver si es posible
que un hombre dé a luz.
¿Por qué, pues, veo retorcerse a los hombres
como si tuvieran dolores de parto?
¿Por qué se han puesto pálidos todos ellos?
7¡Se acerca un día terrible,
un día como ningún otro!
Será un tiempo de angustia para el pueblo de Jacob,
pero yo los salvaré.#30.7 Se acerca un día terrible... pero yo los salvaré: alusión al día del Señor (cf. Jl 2.1,11; Sof 1.14; Ap 6.17). Amós había caracterizado ese día como día de tinieblas y no de luz (Am 5.18); Jeremías ve detrás de las tinieblas el amor eterno del Señor (31.3), que aplaca el ardor de su enojo (30.24), sana las heridas de su pueblo (30.17) y lo reúne de entre las naciones para hacerlo volver a la tierra de sus padres (31.8).
8Yo, el Señor todopoderoso, afirmo:
Libraré a mi pueblo del yugo de la esclavitud#30.8 Nah 1.13; cf. Jer 27–28.
y no volverá a ser esclavo de extranjeros.
9Y me servirá a mí, su Señor y Dios, y a David, a quien yo le pondré por rey.#30.9 Ez 34.23-24; 37.24; Os 3.5.
El Señor salvará a su pueblo
(Jer 46. 27-28)
10“Yo, el Señor, afirmo:
No temas, pueblo de Jacob, siervo mío;
no tengas miedo, Israel,#30.10 Is 44.2.
pues a ti y a tus hijos os libraré
de ese país lejano donde estáis desterrados.#30.10 Cf. Is 49.25.
Volverás a vivir en paz,
tranquilo, sin que nadie te asuste.
11Yo, el Señor, afirmo
que estoy contigo para salvarte.#30.11 Estoy contigo para salvarte; Jer 1.8,19; 15.20; 42.11.
Destruiré a todas las naciones
entre las cuales te dispersé.
Pero a ti no te destruiré;#30.11 No te destruiré: Cf. Jer 4.27; 5.10.
tan solo te castigaré como mereces:#30.11 Te castigaré como mereces: Cf. Jer 10.24.
no te dejaré sin tu castigo.”#30.10-11 Estos vs. se repiten en Jer 46.27-28.
12El Señor dice:
“Tu herida es incurable,
tu mal no tiene remedio.
13No hay quien se ocupe de ti;
no hay quien te cure las heridas,
y no tienes curación.#30.12-13 Cf. Is 1.6; Jer 8.22; 10.19; 14.17.
14Todos tus amantes#30.14 Tus amantes: Véase Jer 22.20 nota r. te olvidaron;
ya no se preocupan de ti.
Y es que yo te herí como si fuera tu enemigo;
te castigué duramente
por tus muchas maldades,
por tus innumerables pecados.
15¿Por qué te quejas de tus heridas?
Tu dolor es incurable.
Por tus muchas maldades
y tus innumerables pecados
te he tratado así.
16Pero todo el que te devore, será devorado,
y todos tus enemigos irán al destierro;
haré que sean saqueados los que te saqueen,
y que roben a los que te roben a ti.
17Te devolveré la salud,
curaré tus heridas,
por más que digan tus enemigos:
‘Sión está abandonada,
nadie se preocupa de ella.’#30.17 Cf. Os 14.4.
Yo, el Señor, lo afirmo.”
18El Señor dice:
“Cambiaré la suerte de la nación de Jacob,
tendré compasión de su país;
las ciudades se reconstruirán sobre sus ruinas,
y los palacios en su debido lugar.
19De ellos saldrán cantos de gratitud
y risas de alegría.
No disminuirán, pues yo haré que aumenten.
No los despreciarán, porque yo los honraré.
20Los israelitas serán como antes;
su pueblo estará firme en mi presencia
y yo castigaré a sus opresores.
21-22De entre ellos saldrá su jefe:
un gobernante saldrá de entre ellos mismos.#30.21-22 Un gobernante saldrá de entre ellos mismos: alusión a Dt 17.15.
Haré que se acerque a mí,
pues, ¿quién se atrevería a acercárseme?
Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.#30.21-22 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios: Véanse las referencias en Jer 7.23 n.
Yo, el Señor, lo afirmo.”
23La ira del Señor es como una tormenta,
como un viento huracanado
que se agita sobre los malvados.
24La ira del Señor no cesará
hasta que él haya realizado sus propósitos.
Vendrá el tiempo en que vosotros
entenderéis estas cosas.#30.23-24 Estos vs. son una repetición casi literal de Jer 23.19-20.
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JEREMÍAS 30: DHHED
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Dios Habla Hoy (DHH) versión española Copyright © Sociedad Bíblica de España, 1992 Utilizada con permiso
Jeremías 30
30
Restauración de Israel
1La palabra del Señor vino a Jeremías: 2«Así dice el Señor, el Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho. 3Porque vienen días —afirma el Señor— cuando yo haré volver del cautiverio a#30:3 haré volver del cautiverio a. Alt. cambiaré la suerte de. mi pueblo Israel y Judá, y los traeré a la tierra que di a sus antepasados, y la poseerán”», afirma el Señor.
4Esto fue lo que el Señor le dijo a Jeremías acerca de Israel y Judá: 5«Así dice el Señor:
»“Hemos escuchado un grito de espanto;
no hay paz, sino terror.
6Preguntad y ved
si acaso los varones dan a luz.
¿Por qué, pues, veo a todos los hombres
con las manos sobre las caderas,
como mujeres con dolores de parto?
¿Por qué han palidecido
todos los rostros?
7¡Ay! Será un día terrible,
un día que no tiene parangón.
Será un tiempo de angustia para Jacob,
pero será librado de ella.
8»”En aquel día —afirma el Señor Todopoderoso—,
quebraré el yugo que mi pueblo lleva sobre el cuello,
romperé sus ataduras,
y ya no serán esclavos de extranjeros.
9Servirán al Señor, su Dios,
y a David, a quien pondré como su rey.
10»”No temas, Jacob, siervo mío;
no te asustes, Israel
—afirma el Señor—.
A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano;
a tus descendientes los libraré del exilio.
Volverás a vivir en paz y tranquilidad,
y ya nadie te infundirá temor.
11Porque yo estoy contigo para salvarte
—afirma el Señor—.
Destruiré por completo a todas las naciones
entre las que te había dispersado.
Pero a ti no te destruiré del todo,
sino que te castigaré con justicia;
¡de ninguna manera quedarás impune!”
12»Así dice el Señor:
»“Tu herida es incurable,
tu llaga no tiene remedio.
13No hay quien defienda tu causa;
no hay remedio para tu mal
ni sanidad para tu enfermedad.
14Todos tus amantes te han olvidado;
ya no se ocupan de ti.
Por causa de tu enorme iniquidad,
y por tus muchos pecados,
te he golpeado, te he corregido,
como lo haría un adversario cruel.
15¿Por qué te quejas de tus heridas,
si tu dolor es incurable?
Por causa de tu enorme iniquidad
y por tus muchos pecados,
yo te he tratado así.
16»”Todos los que te devoren serán devorados;
todos tus enemigos serán deportados.
Todos los que te saqueen serán saqueados;
todos los que te despojen serán despojados.
17Pero yo te restauraré
y sanaré tus heridas
—afirma el Señor—
porque te han llamado la Desechada,
la pobre Sión, la que a nadie le importa”.
18»Así dice el Señor:
»“Restauraré las fortunas de las tiendas de Jacob,
y tendré compasión de sus moradas;
la ciudad resurgirá sobre sus ruinas,
y el palacio se asentará en el lugar debido.
19Surgirán de ellos cánticos de gratitud,
y gritos de alegría.
Multiplicaré su descendencia, y no disminuirá;
los honraré, y no serán menospreciados.
20Sus hijos volverán a ser como antes;
ante mí será restablecida su comunidad,
pero castigaré a todos sus opresores.
21De entre ellos surgirá su líder;
uno de ellos será su gobernante.
Lo acercaré hacia mí, y él estará a mi lado,
pues ¿quién arriesgaría su vida por acercarse a mí?
—afirma el Señor—.
22Vosotros sois mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios”».
23La tempestad del Señor
ha estallado con furor;
una tempestad huracanada
se ha desatado sobre los malvados.
24La ardiente ira del Señor no pasará
hasta que haya realizado del todo
los propósitos de su corazón.
Todo esto lo comprenderéis
al final de los tiempos.
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