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HABACUC Introducción General

Introducción General
En el libro de Habacuc, la profecía se presenta como un encuentro verbal, diálogo entre Dios y el profeta, en el que Habacuc no se limita a escuchar, sino que cuestiona, interactúa, formula preguntas y espera respuestas. Cuando pensamos en los profetas, solemos imaginarlos como voceros —trompetas del juicio o la esperanza— que reciben el mensaje divino y lo proclaman sin vacilar; sin embargo, Habacuc nos revela otro rostro de la profecía: es un profeta que cuestiona con sinceridad desde el dolor, la confusión y el enojo a causa de la injusticia y la violencia, pero también ante la aparente inacción de Dios.
Habacuc, no solo es un profeta que habla de parte de Dios, es un profeta que habla con Dios y se atreve a interpelarlo, no obstante, Dios, lejos de mostrarse indignado, conversa con él y le responde; aunque la respuesta divina superara su juicio humano o no cumpliera con sus estándares. Este libro no solo se abre como un diálogo, sino como una oración que desnuda el alma del profeta y que evidencia una lucha interior, una experiencia de incomprensión profunda, pero, al mismo tiempo, afirma la espera confiada y el gozo en el Dios de su salvación.
Es un libro breve —de apenas tres capítulos—, pero cargado de una teología profunda y de una intensa reflexión humana. Tal vez se trate de uno de los escritos más valiosos del Antiguo Testamento. En sus líneas se abordan temas como: la justicia, la salvación, la fidelidad, la esperanza, el consuelo y el sufrimiento humano. Además, traza un recorrido espiritual progresivo: de la queja a la alabanza. El capítulo 1 comienza con la queja y angustia del profeta; en el capítulo 2 se inserta la visión; y el capítulo 3 finaliza con la esperanza y alabanza al Dios de su salvación.
La estructura del libro concluye con un salmo o poema (capítulo 3), que probablemente se cantaba en la liturgia del templo; esto se deduce por las características que presenta la TCB en el capítulo y en sus comentarios finales: 1. Aparece el término שִׁגְיֹנוֹת (shigyonot), que traduce canción, poema o himno. 2. Se presenta el término סֶלָה (selah), que traduce pausa o interludio y en el capítulo se usa tres veces. 3. Se incluye una nota final “Al director musical: canto congregacional acompañado por orquestra e instrumentos de cuerdas”. Todo esto sugiere que Habacuc pudo haber tenido alguna relación con el ámbito cultual, “el sabor salmódico del último capítulo de libro, sugiere la familiaridad de Habacuc con la liturgia del templo, quizá fue un profeta cultual”.#1:0 Francesc Ramis, Los profetas (Navarra: Verbo Divino, 2010), 82.
El libro de Habacuc introduce un principio fundamental: “más el justo por su fe vivirá” (2:4), una afirmación que posteriormente será clave en los escritos del apóstol Pablo, especialmente en Romanos 1:17 y Gálatas 3:11. También lo menciona el autor de Hebreos en 10:38. Este principio fundamental en la teología del Nuevo Testamento, muestra cómo Habacuc fue una fuente de inspiración para otros escritores sagrados. Más adelante, Martín Lutero no solo retomó esta afirmación, sino que la convirtió en el corazón de su Reforma y en la clave de su descubrimiento teológico a partir de la Carta a los Romanos.
Finalmente, el libro incluye una visión (capítulo 2) donde Jehová le ordena a Habacuc que escriba y explique la visión, porque en su tiempo se cumplirá. La pregunta es: ¿qué se puede interpretar por 'visión' en el libro de Habacuc? Desde diversas perspectivas o a partir de otros textos bíblicos, se entiende que una visión es una manifestación visual en la que aparecen seres celestiales y símbolos complejos, es decir, un evento sobrenatural y místico. Sin embargo, la visión de Habacuc no sigue este mismo patrón, más bien está representada por: 1. Palabras reveladas por Jehová que deben escribirse en respuesta al contexto histórico del momento. 2. Se da en medio del diálogo entre Jehová y el profeta. 3. Articulada a partir de una contraposición ética: la actitud del malvado frente a la del justo, y la del culpable frente al inocente.
Contexto histórico y teorías de formación
El contexto en general y la formación del libro de Habacuc han sido objeto de amplio estudio y debate entre los especialistas. No obstante, es posible destacar algunos aspectos clave que permiten una mejor comprensión del libro.
Autor
En la declaración inicial del libro, se presenta como: “Este es el mensaje del profeta Habacuc” (1:1). Aunque el libro lleva su nombre, Habacuc se trata de uno de los profetas menores de quien se tiene muy poca información biográfica. No se dispone de un registro familiar ni de una cronología exacta de su actividad profética; sin embargo, su actividad se podría situar cerca del esplendor babilónico. Debido a esta falta de datos, muchos investigadores se enfocan más en su contenido teológico que en los detalles personales del profeta que en su persona.
El nombre Habacuc חֲבַקּוּק (jabaqqúq) deriva de una raíz hebrea que significa “abrazar o abrigar”. Desde una interpretación teológica o simbólica, este abrazo puede tener distintos matices: 1. Un abrazo de fidelidad y amor del profeta hacia Dios. 2. Un abrazo de reclamo o contienda con Dios. 3. Un abrazo de consuelo del profeta hacia el pueblo en medio de su sufrimiento y opresión. Habacuc se muestra como un hombre empático, humano, atrevido y voz de los que sufrían en silencio. El autor Yates lo describe como "un hombre devoto, de mente aguda, con una sensibilidad distinguida y una notable facultad intelectual."#1:0 Kyle M. Yates, Los Profetas del Anitguo Testamento, trad. Simón Corona (Casa Bautista de Publicaciones, 1978), 215.
Por otro lado, algunos estudiosos proponen la existencia de dos autores, argumentando que el poema del capítulo 3 no formaría parte de la obra original, por las prescripciones lítúrgicas, la mención del término “ungido” (3:13) y por el estilo literario diferente a los dos primeros capítulos.#1:0 L. Alonso Schökel y J. L. Sicre, Profetas, con la colaboración de S. Breton y E. Zurro (Madrid: Cristiandad, 1980), 1093. Aun así, los argumentos presentados no alcanzan para sostener tal hipótesis con plena certeza.
Fecha
Hasta hoy, no existe un consenso definitivo sobre la fecha de composición del libro. Los estudios concuerdan en que el punto crítico es que Judá se encontraba bajo opresión. Si este fuera el caso, surge la pregunta: ¿de parte de quiénes provenía la opresión? Existen opiniones encontradas al respecto, y según la postura que se adopte, la fecha propuesta varía:
1. Los asirios: la obra sería anterior al año 612 a. C. (caída de Nínive).
2. Los egipcios: la obra sería posterior al año 609 a. C.
3. Los babilonios o caldeos: la obra se situaría entre los años 612 y 538 a. C., concretamente entre 605 y 600 a. C#1:0 Alonso Schökel y Sicre, Profetas, 1092.
Propósito del libro
El objetivo de Habacuc no es solo demostrar que Dios castiga a una potencia tiránica, sino afirmar que Dios condena toda forma de injusticia (1:4). A diferencia de otros profetas, Habacuc no comienza anunciando un juicio. Más bien, cuestiona dónde está la justicia cuando el justo sufre y cómo es que Dios levanta a un imperio aún más malvado (los caldeos) como agente de juicio y de castigo (1:12).
Para Schökel y Sicre, el propósito de Habacuc radica en el carácter del profeta frente al problema. Sostienen que solo la interacción viva con Dios —el cuestionamiento, la protesta y una actitud de confianza y esperanza en medio de la adversidad— configura la clave para comprender el desarrollo de la historia y los desafíos que esta plantea.#1:0 Alonso Schökel y Sicre, Profetas, 1094.
Circunstancias históricas
Las circunstancias históricas del libro de Habacuc están marcadas por una profunda inestabilidad política y económica, tanto interna como externa. "El imperio Asirio estaba en decadencia; Babilonia estaba en franco auge, pero quien dominaba la región era Egipto."#1:0 Ivo Storniolo y Euclides Balancin, Cómo leer el libro de Habacuc. El testimonio del justo, (Bogotá: San Pablo, 2000), 7. Con la caída de Asiria en el año 612 a. C., Babilonia emergió como la nueva potencia dominante. Su expansión territorial pronto comenzó a representar una seria amenaza para Judá, un reino ya debilitado en su estrategia política y en su vida espiritual.
Judá había atravesado tiempos duros bajo los reinados de Manasés y Amón. Cuando Josías (640-609 a. C.) subió al poder, impulsó una profunda reforma política y religiosa; sin embargo, esta se vio interrumpida abruptamente con su muerte. Aunque Joacaz reinó brevemente después de Josías, fue Joacím (609 – 597 a. C) quien gobernó por un periodo más largo, bajo la imposición del poder egipcio. Según 2 Crónicas 36:5, Joacím asumió el trono de Jerusalén a los veinticinco años y reinó durante once años. Durante su mandato, las Escrituras afirman que "hizo lo malo delante de Jehová". Esta evaluación es corroborada por el profeta Jeremías, quien lo denunció explícitamente por ser un rey injusto y violento (22:13-19).
Como si esta penosa situación no fuera suficiente, el autor Da Silva destaca el pago de tributos al faraón como una carga que hizo sangrar al país. Sin embargo, ni siquiera por ello Joacím dejó de humillar a sus compatriotas, al imponerles trabajo forzado en sus edificaciones.#1:0 Domingos Sávio Da Silva, “El pobre es el ¡no! Divino a la violencia también intervencionista (Habacuc)” RIBLA, no 35-36 Los libros Proféticos (febrero, 2020): 195.
Contexto literario
El libro de Habacuc es una joya literaria que integra poesía, teología, profecía, canto, oración y lamento. “El libro está estructurado como un diálogo poético-profético en el que el profeta, a través de lamentos y quejas, busca una respuesta divina ante la injusticia que observa.”#1:0 Samuel Pagán, Comentario bíblico: Profetas Menores II. Nahum–Malaquías, Barcelona: CLIE, 2008, 129. A través de un lenguaje cargado de imágenes tomadas de la naturaleza, el autor expresa con intensidad tanto la angustia humana como la esperanza en la acción divina. La estructura del libro recurre a repeticiones y paralelismos, y presenta un tono de profundo dramatismo, que invita al lector a participar emocionalmente en el diálogo entre el profeta y Jehová.
Género literario
El género del libro de Habacuc es profético, presentado en forma de diálogo. Sin embargo, este diálogo no ocurre entre el profeta y el pueblo, sino entre el profeta y Jehová. El libro es eminentemente poético, con un lenguaje de gran fuerza expresiva, alta densidad emocional y, en ocasiones, cargado de imágenes vívidas.
Incluye expresiones paralelísticas, recurre a figuras retóricas como la metáfora o el símil, y emplea un lenguaje interrogativo que refuerza el tono reflexivo y dramático del texto. Sobresalen imágenes tomadas de la naturaleza: animales, ríos, montañas, colinas, la higuera, temblores, entre otras.
El libro también se caracteriza por la presencia de cinco “ayes”, ubicados en el capítulo 2: primer “ay” (Hab 2:6b–8), segundo “ay” (Hab 2:9–11), tercer “ay” (Hab 2:12–14), cuarto “ay” (Hab 2:15–17) y quinto “ay” (Hab 2:18–20). El autor Álvarez indica que estos ayes constituyen una copla satírica y con una estructura fija: la exclamación ¡“ay”!, la mala acción y la consecuencia o castigo;#1:0 Miguel Álvarez Barredo, “La sátira de los “ayes”: Hab 2:6b-20. Un ironía sobre el proceder del hombre calculador”, CARTHAGINENSIA, no 42, Vol XXII (julio - diciembre, 2006): 257. esta copla se encuentra dentro de la respuesta divina. Los “ayes” son gritos de juicio y denuncia, exclamaciones proféticas contra los malvados y opresores.
Localización en el canón
No hay evidencia histórica de que se haya cuestionado la canonicidad de Habacuc. Fue incorporado como libro en la Septuaginta, mostrando con ello su legitimidad en el contexto judío helenístico. Fue incluido sin controversia en la lista de libros aprobados por la iglesia cristiana, y es un libro que ha alcanzado notoriedad en algunos escritos del Nuevo Testamento, lo que constituye una evidencia interna de su carácter canónico. Cabe destacar que entre los conocidos Rollos del Mar Muerto se encontró un comentario de los dos primeros capítulos del libro conocido como Pesher Habacuc, en el que la comunidad hacía una interpretación y aplicación de este texto a su propia situación histórica.#1:0 Vila Escuain, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (Barcelona: CLIE, 1985), 454
Teología del libro
Desde sus primeras líneas, este libro nos sumerge en un viaje bastante humano y divino. Estos son algunos de los temas que constituyen el núcleo teológico y existencial del mensaje de Habacuc.
1. La cuestión del mal: Habacuc es testigo del mal que azota a su propio pueblo: violencia, opresión, pobreza y corrupción (Hab. 1:4). El profeta no se limita a observar el mal, sino que lo denuncia, lo confronta y se niega a resignarse.
2. El mal es señalado como un alboroto que arrastra, como una inversión del orden.
3. La justicia y soberanía de Dios: Esta justicia puede parecer lenta e inactiva desde la perspectiva humana, pero revela que es lo más estable y universal, que no se ajusta a las expectativas humanas, sino a la soberanía de Dios. Es una manifestación divina.
4. La idolatría: La idolatría es considerada como inservible y sin poder alguno (Hab. 2). Se contrasta la supremacía de Jehová con los dioses falsos; mientras ellos están recubiertos de oro y plata, pero carecen de espíritu, Jehová habita en su santo templo y ante Él toda la tierra guarda silencio. Se denuncia la idolatría como una ilusión pasajera practicada por naciones como Babilonia.
5. La esperanza escatológica: El canto poético (Hab. 3) revive los hechos portentosos de Jehová y anticipa una intervención gloriosa. Aunque en el presente no haya señales visibles de su acción, la esperanza radica en el carácter fiel de Dios y en su actuar divino. Jehová se manifestará sobre las circunstancias actuales, portando justicia, librando a su pueblo y juzgando a los malvados.
Bosquejo según la Traducción Contemporánea de la Biblia (TCB)
Primera oración de Habacuc: Clamor por justicia (1:1-4)
La respuesta de Jehová (1:5-11)
Segunda oración de Habacuc (1:12) - (2:1)
La respuesta de Jehová (2:2-20)
Oración final de Habacuc: Canción del profeta (3:1-19)
Autoría:Yadetzi Rodríguez
Sobre la portada
Obra: El diálogo
Artista: Raúl Santiago Anchique Rojas
Medio: Arte digital
La imagen representa a Habacuc a través de un fragmento de un rostro anciano, marcado por las huellas del tiempo. Sus arrugas reflejan la experiencia de una vida atravesada por la lucha, la fe y la incomprensión. La mirada, fija y profunda, se proyecta hacia adelante como quien busca respuestas en medio de la incertidumbre, evocando al profeta que no teme interpelar a Dios ni expresar sus dudas frente a la injusticia.
Un solo ojo domina la composición, símbolo de la visión profética que discierne más allá de lo visible, atravesando la realidad con un sentido espiritual. De ese ojo brota una lágrima roja, intensa y cargada de emociones, que habla del sufrimiento de su pueblo y de la crisis histórica que lo rodeó. Esa lágrima no es de resignación, sino de dolor transformado en clamor, en protesta y en esperanza.
Frente al rostro se dibuja una sombra, discreta pero firme, que representa la esperanza: un Dios que escucha el clamor por justicia. Esta presencia velada no responde de inmediato, pero acompaña y sostiene, recordando que aun en el silencio divino hay cercanía. Esta sombra recuerda un diálogo vivo entre el hombre y Dios: una tensión entre la queja y la respuesta, entre el dolor humano y la justicia divina.
El conjunto sitúa al espectador en el corazón del mensaje de Habacuc: un hombre que, desde la fragilidad humana, se atreve a cuestionar a Dios, pero que termina abrazando la fe y confiando en su justicia. La imagen, con su fuerza simbólica, condensa el tránsito del profeta: de la queja al silencio, de la angustia a la confianza, de la lágrima al canto, del dolor a la esperanza.

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