1 JUAN 3
3
II. Comportarnos como hijos de Dios (3,1‒4,6)
Somos hijos de Dios
1¡Miren qué amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y nos hace ser hijos suyos! Si el mundo nos ignora, es porque no conoce a Dios.#4,7-8; Jn 1,12-13; Rm 8,16; Ga 4,4-5; Jn 15,21; 16,3; 17,25; 1 Co 1,21. 2Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.#2,28. 3Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto.
Jesucristo borra nuestros pecados
4Todo el que peca quebranta la ley, pues el pecado consiste en conculcar la ley.#2,2; 4,10; Jn 1,29; 8,46 (ver también 9,16.24.31); 2 Co 5,21; Heb 4,15; 7,26; 1 Pe 1,19; 2,22.24; 3,18. 5Y saben que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados. 6Quien permanece unido a él no comete pecado; quien sigue pecando, es que no lo ha visto ni conocido. 7Hijos míos, que nadie los engañe; el que practica el bien es justo, como Jesús es justo. 8Pero el que sigue pecando pertenece al diablo, porque el diablo es pecador desde el principio del mundo. El Hijo de Dios vino para aniquilar la obra del diablo,#Gn 3,15; Jn 8,44; 12,31; 16,11; Ap 12,9-11. 9y ninguno que sea hijo de Dios puede seguir pecando, porque Dios es su Padre, y la vida misma de Dios alienta en él.#5,18; Rm 6,11. 10En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: quien no practica el bien ni ama al hermano, no es hijo de Dios.
El amor fraterno
11Desde el principio han escuchado ustedes el anuncio de amarse unos a otros.#2,7-8; 3,23; Jn 13,34; 15,12.17; 2 Jn 5-6. 12No como Caín, quien, por ser del maligno, asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Pues porque sus acciones eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran buenas.#Gn 4,1-8; Heb 11,4.
13No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece.#Lc 6,22; Jn 15,18-21; 17,14. 14Sabemos que por amar a nuestros hermanos hemos pasado de la muerte a la vida, mientras que quien no ama#3,14: quien no ama: bastantes mss. añaden: al hermano. sigue muerto.#2,11; Jn 5,24. 15Odiar al hermano es como darle muerte, y deben saber que ningún asesino tiene dentro de sí vida eterna. 16Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo dio su vida por nosotros; demos también nosotros la vida por los hermanos.#Jn 10,11.15.17-18; 15,13; Ga 2,20; 1 Tm 2,6; 1 Ts 2,8; Tt 2,14. 17Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado, le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios?#Dt 15,7-8 (ver Lc 10,30-32); Ga 5,6; Stg 2,14-17. 18Hijos míos, no amemos de palabra y con la lengua, sino con hechos y de verdad
Confianza en Dios
19Esta será la señal de que pertenecemos a la verdad y podemos sentirnos seguros en presencia de Dios: 20que si alguna vez nos acusa la conciencia, Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.#Sal 139,1-6; Hch 15,8. 21Pero si la conciencia no nos acusa, queridos, crece nuestra confianza en Dios#5,14; Heb 4,16. 22y él nos concederá todo lo que le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos cuanto le agrada.#5,14-15; Jr 29,12-14; Mt 7,7-8; 21,22; Mc 11,24; Jn 14,13; 15,7; 16,23-24; Rm 8,26-27; Stg 1,5. 23Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al precepto que él nos dio.#3,11; 4,21; 5,1-5; Jn 6,29; 13,34. 24Quien cumple sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él; así nos lo hace saber el Espíritu que nos dio.#4,13; Jn 14,23; Rm 8,9.
Currently Selected:
1 JUAN 3: BLPH
Highlight
Share
Copy
Want to have your highlights saved across all your devices? Sign up or sign in
La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
1 Juan 3
3
1Miren cuánto nos ama el Padre que somos llamados hijos de Dios. ¡Y de veras lo somos! Como la mayoría de la gente no conoce a Dios, tampoco reconoce lo que somos.
2Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es. 3El que espera esto se purifica, como Cristo es puro.
4El que comete pecados rompe la ley de Dios, porque el pecado es quebrantar la ley divina. 5Además, ustedes saben que Jesús se hizo hombre para quitar nuestros pecados y que él jamás cometió pecado. 6El que permanece cerca de él no practica el pecado; pero el que vive entregado al pecado nunca lo ha visto ni conocido.
7Hijitos, no se dejen engañar: el que practica la justicia es justo, como Jesús es justo. 8El que practica el pecado pertenece al diablo, porque el diablo comenzó a pecar desde el principio. Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo.
9El que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la vida de Dios está en él; no puede vivir entregado al pecado porque ha nacido de Dios.
10Uno puede saber quién es hijo de Dios y quién es hijo del diablo. El que no practica la justicia ni ama a su hermano demuestra que no es hijo de Dios.
Amémonos los unos a los otros
11Desde el principio se nos ha enseñado que debemos amarnos unos a otros. 12No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Por qué lo mató? Pues porque Caín hacía lo que es malo y su hermano lo que es justo. 13Así que, hermanos, no les extrañe que el mundo los aborrezca. 14Si amamos a los demás hermanos, hemos pasado de la muerte a la vida. El que no ama a los demás está muerto. 15El que aborrece a su hermano es un asesino; y ustedes saben que ningún asesino tiene vida eterna.
16Al morir por nosotros, Cristo nos demostró lo que es el amor. Nosotros también debemos dar la vida por nuestros hermanos. 17Pero si alguien está bien económicamente y no ayuda a su hermano que está en necesidad, ¿cómo puede haber amor de Dios en él? 18Hijitos míos, que nuestro amor no sea sólo de palabra ni de labios para afuera, sino que amemos de veras y demostrémoslo con hechos.
19Así sabremos a ciencia cierta que somos de la verdad y nos sentiremos seguros ante la presencia de Dios. 20Y aunque la conciencia nos acuse, Dios es más grande que nuestro corazón y él sabe todas las cosas. 21Pero, amados míos, si nuestro corazón no nos acusa, podemos estar confiados ante Dios, 22y cualquier cosa que le pidamos la recibiremos, porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. 23Su mandamiento es que creamos en Jesucristo su Hijo y que nos amemos unos a otros, como lo mandó. 24El que obedece a Dios vive con Dios y Dios vive en él. Y sabemos que Dios vive en nosotros por el Espíritu Santo que él nos dio.
Currently Selected:
:
Highlight
Share
Copy
Want to have your highlights saved across all your devices? Sign up or sign in
Nueva Biblia Viva
© 2006, 2008 por Biblica, Inc.®
Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.