EZEQUIEL 16
16
Alegoría de un amor infiel#23; Os 2.
1El Señor me dirigió la palabra:
2— Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus infidelidades.#Is 1,21; Jr 3,6-11. 3Dirás: Esto dice el Señor Dios a Jerusalén: Por tu origen y tus antepasados, eres del país de los cananeos. Tu padre era amorreo y tu madre hitita#16,3: amorreo… hitita: Los amorreos y los hititas fueron en su tiempo dos de los grandes imperios que se fueron sucediendo en el Oriente Próximo. Fueron también dos de los grupos étnicos que habitaban Canaán a la llegada de los israelitas. Ezequiel quiere con ello subrayar el origen pagano de Jerusalén.. 4El día de tu nacimiento no te cortaron el cordón umbilical, no fuiste lavada, no fuiste frotada con sal ni envuelta en pañales. 5Nadie se compadeció de ti ni, movido por la piedad, te hizo nada de eso, sino que fuiste arrojada en el campo el día de tu nacimiento, pues dabas asco. 6Pero pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre; entonces te dije: Vive 7y desarróllate como los brotes del campo. Efectivamente, te desarrollaste, creciste y te llegó el tiempo de la menstruación. Tus pechos se afianzaron y te brotó el vello púbico, pero seguías desnuda#16,7: pechos… desnuda: La insistencia en la anatomía y los detalles eróticos son exigidos por el papel de prostituta que después va a desempeñar Jerusalén en la alegoría. del todo. 8Pasé junto a ti y, al verte, me di cuenta que te había llegado el tiempo del amor. Extendí entonces mi manto y cubrí tu desnudez, e hice alianza contigo bajo juramento —oráculo del Señor Dios—. Así fuiste mía. 9Te lavé, te limpié la sangre que llevabas encima y te perfumé. 10Después te vestí con ropa recamada, te puse sandalias de cuero fino, un ceñidor de lino y un manto de seda. 11Te cubrí de joyas, te puse pulseras en las muñecas y una gargantilla en el cuello. 12Te puse un arete en la nariz y pendientes en las orejas, y una espléndida corona en la cabeza. 13Ibas enjoyada de oro y plata, vestida de lino, seda y ropa recamada; te alimentabas de flor de harina, miel y aceite. Te hiciste sumamente hermosa, digna de ser una reina.#Dt 32,13. 14Tu fama se extendió por otros países, pues era perfecta tu hermosura, el esplendor con que yo te había dotado —oráculo del Señor Dios—.
15Pero, pagada de tu belleza y aprovechando tu fama, te prostituiste y prodigaste tus encantos de prostituta con todo el que pasaba, quienquiera que fuese.#Is 57,8. 16Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste tiendas de colores para instalarlas en los santuarios de los altos#16,16: santuarios de los altos: Ver nota a 6,3., y te prostituiste en ellas. 17Tomaste los adornos que te hermoseaban, hechos con el oro y la plata que yo te había regalado, y te fabricaste ídolos para prostituirte con ellos. 18Los cubriste con tus vestidos recamados y les ofreciste el aceite y el incienso que yo te había dado. 19También les ofreciste, como ofrenda aromática, el pan que yo te había dado y la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te había alimentado —oráculo del Señor Dios—. 20Tomaste a tus hijos e hijas, que me habías dado a luz, y se los ofreciste en sacrificio como alimento. Y como te parecía poco tu conducta de prostituta,#Lv 18,21. 21degollaste a mis hijos y se los ofreciste para que fueran pasados por el fuego. 22Con todas tus abominaciones y prostituciones no te acordaste de cuando eras una niña y estabas desnuda del todo, de cuando te revolcabas en tu sangre.
23Y aparte de todas estas infamias ¡ay de ti! —oráculo del Señor Dios—, 24te construiste un prostíbulo y en todas las plazas te hiciste un altar#16,24: un altar: Reproducción artesanal a pequeña escala de los “santuarios de los altos” (ver 16,16). Las plazas y los cruces de caminos eran por lo general los lugares más frecuentados (ver Pr 8,2-3), bien por los vecinos de la población bien por los viajeros.. 25Erigiste tus altares en los cruces de todos los caminos, deshonrando tu hermosura, y te abrías de piernas a todo el que pasaba, agravando así tu conducta de prostituta. 26Te prostituiste con los egipcios, esos vecinos tuyos de enormes genitales, y agravaste tu conducta de prostituta con ánimo de provocarme. 27Entonces extendí mi mano contra ti, reduje tu ración#16,27: tu ración: O bien, tu parte. Parece una referencia a la integridad territorial. y te puse a merced de tus enemigas las filisteas, que se avergonzaron de tu conducta inmoral. 28Te prostituiste con los asirios, pues por lo visto no habías tenido suficiente, y aun así no te hartaste. 29Agravaste tu conducta de prostituta en tierra de comerciantes, en Caldea; y ni aun así te hartaste.
30¡Qué enfebrecido tiene que estar tu corazón#16,30: … tu corazón: También puede traducirse: qué obsesionada tiene que estar tu mente, o simplemente: qué obsesionada tienes que estar. —oráculo del Señor Dios— para hacer todas estas cosas, acciones propias de una prostituta empecinada, 31para construir tu prostíbulo en los cruces de todos los caminos y para erigir tu altar en todas las plazas! Pero no fuiste como la prostituta profesional, pues despreciabas tu paga. 32La esposa adúltera, que prescinde de su marido, acepta regalos; 33a todas las prostitutas se les paga lo convenido. Tú, en cambio, hacías regalos a todos tus amantes#16,33: hacías regalos a tus amantes: Posible referencia a los tributos de vasallaje que Israel se veía obligado a pagar a las potencias extranjeras, con la aceptación obligada de los cultos paganos de dichas potencias. y los atraías con mercedes para que vinieran de los alrededores a fornicar contigo.#Os 8,9. 34Te ha ocurrido lo contrario que a las demás mujeres pues, como nadie ha ido tras de ti solicitándote, has sido tú la que ha pagado en lugar de recibir lo convenido. ¡Justo al revés!
35Por tanto, prostituta, escucha la palabra del Señor.#Is 47,2-3; Os 2,4. 36Esto dice el Señor Dios: Por haber puesto al descubierto tu sexo y haber enseñado tu desnudez al fornicar con tus amantes (esos ídolos abominables a los que ofreciste la sangre de tus hijos), 37pienso reunir a todos los amantes que complaciste, a los que amabas y a los que odiabas. Te los reuniré de los alrededores y descubriré tu desnudez#16,37: descubriré tu desnudez: “Descubrir la desnudez” de una ciudad significa poner al descubierto sus defensas, dejar sus “puertas” a merced del enemigo. ante ellos para que contemplen tus vergüenzas. 38Te aplicaré el castigo de las adúlteras y de las homicidas, descargaré sobre ti el furor que me provocan los celos. 39Te entregaré en sus manos, abatirán tu prostíbulo, demolerán tus altares, rasgarán tus vestidos, te quitarán las joyas y te dejarán desnuda del todo. 40Te atacarán en tropel, te apedrearán y te atravesarán con sus espadas. 41Prenderán fuego a tus casas y te aplicarán la sentencia en presencia de numerosas mujeres; pondré fin a tus prostituciones y no volverás a dar regalos a tus amantes. 42Una vez que descargue en ti mi cólera, se acabarán los celos que siento por ti, me sosegaré y no volveré a irritarme. 43Por no haberte acordado de cuando eras joven y por haberme irritado con todas esas cosas, te haré responsable de tu conducta —oráculo del Señor Dios—. Porque, además de todas tus abominaciones, ¿acaso no has cometido infamia?
44Verás cómo los que inventan refranes te sacarán el siguiente: “De tal madre tal hija”. 45Eres hija de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes era hitita y su padre era amorreo.#16,3. 46Tu hermana mayor es Samaría que, con sus ciudades, está situada a tu izquierda; tu hermana menor es Sodoma#16,46: Samaría… Sodoma: Se compara la culpa de Jerusalén con las dos ciudades tradicionalmente depravadas. Los libros de los Reyes y parte de la tradición profética presentan a Samaría como ejemplo de entrega a los cultos paganos de la fertilidad. Sobre Sodoma, ver Gn 19,1-29. que, con sus ciudades, está situada a tu derecha. 47¿No te has portado igual de mal que ellas y has cometido sus mismas abominaciones? ¿Incluso no las has superado con toda tu conducta corrompida? 48Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que tu hermana Sodoma y sus ciudades no se han portado tan mal como tú y tus ciudades. 49Este fue el pecado de tu hermana Sodoma y de sus ciudades: orgullo, hartura de pan y despreocupación; fue incapaz de echar una mano al pobre y al indigente. 50Se enorgullecieron y cometieron abominaciones en mi presencia; por eso las hice desaparecer, como has podido ver#16,50: como has podido ver: Traducción según las antiguas versiones; el texto hebreo dice: según yo he visto.. 51Respecto a Samaría, no ha cometido ni la mitad de los pecados que tú; tus abominaciones son más numerosas que las suyas, de tal modo que has dejado en buen lugar a tus hermanas con todas las abominaciones que has perpetrado. 52Así pues, carga con tu afrenta por haber inclinado la balanza a favor de tus hermanas; con tus abominables pecados las has dejado en buen lugar. Así pues, avergüénzate y carga con tu afrenta, por haber dejado en buen lugar a tus hermanas.
53Pero cambiaré la suerte de Sodoma y sus ciudades y la suerte de Samaría y sus ciudades, y la tuya junto con la de ellas,#39,25; Dt 30,3; Am 9,14; Sal 126,1.4. 54de este modo tendrás que soportar tu afrenta y avergonzarte de todo lo que has hecho, convirtiéndote así en un consuelo para ellas#16,54: consuelo para ellas: Por cuanto se sienten menos culpables que Jerusalén.. 55Tu hermana Sodoma y sus ciudades volverán a su situación anterior; tu hermana Samaría y sus ciudades volverán a su situación anterior; y también tú y tus ciudades volverán a vuestra situación anterior. 56¿No hiciste de tu hermana Sodoma objeto de tus comentarios hirientes en tu época arrogante, 57antes de que quedase al descubierto tu desnudez? Pues del mismo modo resuena ahora a tu alrededor el insulto de las ciudades edomitas#16,57: las ciudades edomitas: Edom se aprovechó de la destrucción de Jerusalén para apoderarse de parte de sus territorios septentrionales (ver 25,12-14; 35,5.10)., de sus circunvecinas y de las ciudades filisteas, que te desprecian. 58Ahora tendrás que cargar con tu inmoralidad y tus abominaciones —oráculo del Señor—.
59Pues esto dice el Señor Dios: Debería hacer contigo lo mismo que tú hiciste, cuando despreciaste el juramento y rompiste la alianza. 60Pero yo me acordaré de la alianza que sellé contigo cuando eras joven y estableceré contigo una alianza eterna.#Jr 31,31-33; Os 2,17. 61Por tu parte, recordarás tu conducta y te avergonzarás cuando yo tome a tus hermanas, mayores y menores, y te las dé como hijas, aunque no como partícipes de tu alianza#16,61: yo tome: El texto hebreo dice: tú tomes.— no como partícipes de tu alianza: La traducción de la última frase no es segura. Otros traducen: si bien no en virtud de tu alianza, o también: pero no fuera de tu alianza, o incluso: aunque no me obligue a ello mi alianza contigo. En todo caso, está claro que Jerusalén es constituida aquí en “madre” de las otras ciudades..#36,31. 62Estableceré mi alianza contigo y tendrás que reconocer que yo soy el Señor, 63de modo que, al acordarte del pasado, te avergüences y, avergonzada, no vuelvas a abrir la boca, pues voy a perdonarte todo lo que has hecho —oráculo del Señor Dios—.
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EZEQUIEL 16: BHTI
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La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Ezequiel 16
16
Infidelidad de Jerusalén
1La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2«Hijo de hombre, hazle saber a Jerusalén que sus hechos son repugnantes.
3Dile que así ha dicho el Señor su Dios: “Tú, Jerusalén, eres desde tu origen cananea de nacimiento. Tu padre era un amorreo, y tu madre una hitita.
4El día en que naciste no te cortaron el ombligo, ni te bañaron ni te limpiaron con agua, ni te frotaron con sal, ni te envolvieron ni te fajaron.
5Ninguno de los que te vieron nacer se compadeció de ti ni hizo nada por ti. Al contrario, tan pronto como naciste te arrojaron a la intemperie, sin que les importara si sobrevivirías.
6»”Yo pasé junto a ti y, al verte tan sucia y llena de sangre, te dije: ‘¡Estás viva!’ Sí, todavía estabas llena de sangre cuando volví a decirte: ‘¡Estás viva!’
7Entonces hice que te reprodujeras como la hierba del campo. Y tú creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se desarrollaron, y te creció el vello; pero tú seguías desnuda por completo.
8»”Yo volví a pasar junto a ti, y te miré, y ya estabas en la edad de enamorarte. Entonces extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez, y te hice un juramento y establecí un pacto contigo, y fuiste mía.
—Palabra de Dios el Señor.
9»”Te lavé con agua, te limpié la sangre que te cubría, y te unté bálsamo.
10También te cubrí con un bordado, te puse las sandalias más finas, y te vestí con telas de lino y de seda.
11Luego te adorné con alhajas, y te puse brazaletes en los brazos y collares en el cuello.
12Te puse joyas en la nariz, y aretes en las orejas, y en la cabeza te puse una bella diadema.
13Quedaste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de finos bordados de lino y de seda; te alimentaste con flor de harina, miel y aceite; fuiste extremadamente embellecida, y hasta llegaste a ser reina.
14La fama de tu belleza se extendió por todas las naciones. Eras una belleza perfecta, porque yo te embellecí.
—Palabra de Dios el Señor.
15»”Pero confiaste en tu hermosura, y tu fama te llevó a prostituirte. Te entregaste a todo el que pasaba, y le brindaste tus favores.
16Con tus propios vestidos hiciste altares paganos, y allí te prostituiste. ¡Nunca antes había sucedido algo así, ni jamás sucederá!
17Tomaste las alhajas de oro y plata que yo te había regalado, y con ellas te hiciste figuras masculinas para serme infiel.
18Además, las arropaste con tus finos vestidos de brocado, y les ofreciste el aceite y el incienso que eran para mí.
19También les presentaste, como ofrenda de grato aroma, el pan y la flor de harina, y el aceite y la miel, que yo te di como alimento. Eso es un hecho.
—Palabra de Dios el Señor.
20»”¿Se te hace poco haberte prostituido tanto, que tomaste a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo para ofrecerlos a esos ídolos como alimento?
21¡Sacrificaste a mis hijos! ¡Los entregaste a esos ídolos para que el fuego los consumiera!
22Todos tus hechos repugnantes, y todas tus infidelidades te han hecho olvidar los días de tu juventud, cuando estabas del todo desnuda, ¡cuando estabas toda llena de sangre!
23¡Ay de ti, ay de ti!
—Palabra de Dios el Señor.
»”Y resulta que, después de toda tu maldad,
24edificaste lugares altos y levantaste altares en todas las plazas.
25A la entrada de todo camino edificaste lugares altos, y rebajaste tu hermosura al ofrecerte a todo el que pasaba por allí, con lo que aumentaste tus infidelidades.
26Tuviste amoríos con los egipcios, tus vecinos de gran potencia viril, y para hacerme enojar te prostituiste más y más.
27Por eso yo descargué mi mano sobre ti y te reduje tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecían y se avergonzaban de tu malvado proceder.
28Tan insaciable eres que también tuviste amoríos con los asirios, pero tampoco con ellos quedaste satisfecha.
29Tanto en Canaán como en Babilonia aumentaste tus prostituciones, ¡y tampoco quedaste satisfecha!
30Tienes un corazón inestable. ¡Todos tus actos solo son propios de una ramera desvergonzada!
—Palabra de Dios el Señor.
31»”A la entrada de todo camino edificaste tus lugares altos, y en todas las plazas pusiste tus altares. Solo en algo no te portaste como ramera: ¡en que no te importaba la paga!
32Mujer infiel, relegaste a tu esposo por atrapar a otros hombres.
33Toda ramera recibe una paga, ¡pero tú les pagabas a tus amantes! Les dabas presentes para que de todas partes vinieran a prostituirse contigo.
34Contigo sucedió lo contrario de lo que hacen otras mujeres: como nadie te pedía acostarse contigo, eras tú quien se ofrecía, y quien pagaba, en vez de que le pagaran. ¡En eso fuiste diferente!
35»”Por lo tanto, ramera, oye lo que voy a decirte.
36Yo, tu Señor y Dios, te digo: ‘Puesto que tú has dejado al descubierto tu desnudez con tus prostituciones, y te has exhibido ante tus amantes y ante tus repugnantes ídolos, a los que has ofrendado la sangre de tus hijos,
37yo voy a convocar a todos tus amantes, con los que te regocijaste y tuviste placer, y también a todos los que aborreciste, y los reuniré alrededor de ti para exhibir tu desnudez. ¡Que te vean tal y como eres!
38Voy a aplicarte la ley que castiga a las adúlteras y a las asesinas. Voy a volcar sobre ti mi ira y mis celos.
39Voy a entregarte en manos de tus amantes, para que destruyan tus lugares altos y derriben tus altares, para que te despojen de tus vestidos y de tus alhajas, y te dejen completamente desnuda.
40Ellos te atacarán con una gran muchedumbre, y te apedrearán y despedazarán con sus espadas.
41Prenderán fuego a tus casas, y en presencia de muchas mujeres dictarán sentencia contra ti, para que dejes de prostituirte y no vuelvas a prodigar tus favores.
42Así apaciguaré mi enojo y mis celos por ti, y una vez calmado no volveré a enojarme.
43La verdad es que tú provocaste mi enojo con todo lo que hiciste; no te acordaste de cuando eras joven, ni pensaste siquiera en tu infame lujuria. Por eso voy a descargar sobre ti las consecuencias de tu conducta.’”
—Palabra de Dios el Señor.
44»Todos los que hablan con refranes van a aplicarte aquel que dice: “De tal madre, tal hija.”
45Y es que tú eres hija de la madre que desechó a su marido y a sus hijos; también eres hermana de las hermanas que desecharon a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes fue una hitita, y el padre de ustedes fue un amorreo.
46Tu hermana mayor es Samaria, y ella y sus hijas habitaron al norte de tu territorio. Tu hermana menor es Sodoma, y ella y sus hijas habitaron al sur de tu territorio.
47Pero tú no solo imitaste su conducta y cometiste los mismos actos repugnantes, sino que eso te pareció poco y tus hechos fueron peores que los de ellas.
48Puedo jurar por mí mismo, que ni tu hermana Sodoma ni sus hijas hicieron lo que hicieron tú y tus hijas.
—Palabra de Dios el Señor.
49»Tu hermana Sodoma y sus hijas pecaron de soberbias. Era tanto el pan que tenían, y tanto el tiempo que les sobraba, que no se ocuparon de dar fuerzas a los pobres y menesterosos.
50Se llenaron de soberbia y, ante mis ojos, cometieron actos repugnantes; por eso decidí destruirlas.
51Sin embargo, ni Samaria ni sus hijas cometieron la mitad de tus pecados. Comparadas contigo, ellas resultan más justas, pues tus hechos repugnantes fueron más que los que ellas cometieron.
52Y ya que juzgaste a tus hermanas, carga ahora con la vergüenza de los pecados que cometiste, y que son más abominables que los que ellas cometieron. Carga con esa vergüenza y confusión, pues ellas han resultado ser más justas que tú. ¡Tú las has justificado!
53»Yo voy a hacer que vuelvan los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y también haré que vuelvan tus cautivos,
54para que cargues con esa confusión y esa vergüenza, por todo lo que has hecho. Eso les servirá de consuelo.
55Tus hermanas Sodoma y Samaria volverán a ser lo que antes fueron, lo mismo que sus hijas, y también tú y tus hijas volverán a ser lo que antes fueron.
56En tus tiempos de grandeza, no considerabas a tu hermana Sodoma digna de que la mencionaras.
57Pero eso fue antes de que tu maldad quedara al descubierto. Así que ahora te toca soportar las ofensas de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, que por todos lados te desprecian.
58¡Te toca cargar con el castigo de tu lujuria y de tus hechos repugnantes!»
—Palabra del Señor.
59Pero Dios el Señor ha dicho algo más:
«¿Acaso yo voy a hacer contigo lo mismo que tú hiciste, de menospreciar el juramento para invalidar el pacto?
60No, porque yo sí me acuerdo del pacto que hice contigo cuando aún eras joven, así que estableceré contigo un pacto sempiterno.
61Tú te acordarás de tu mala conducta, y sentirás vergüenza, cuando recibas a tus hermanas mayores y menores, a las que te daré por hijas, aunque no participarán de mi pacto contigo.
62Mi pacto lo confirmaré contigo. Así sabrás que yo soy el Señor.
63Cuando yo te perdone por todo lo que hiciste, tú te acordarás y te avergonzarás, y tal será tu vergüenza que nunca más volverás a abrir la boca.»
—Palabra de Dios el Señor.
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Reina Valera Contemporánea™ © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2010.