EZEQUIEL 15
15
Parábola de la madera de la vid
1El Señor me dirigió la palabra:#15,4-6: Jn 15,6.
2¿Vale más, hijo de hombre,
la madera de la vid
que los troncos de madera
de otros árboles del bosque#15,2: la vid: La vid es una figura retórica de amplio espectro en la tradición literaria del AT para definir al pueblo de Israel (ver 17,5-10; 19,10-14; Is 5,1-7; Jr 5,10; 12,10; Os 10,1; Sal 80,9-17).— árboles del bosque: Son aquí imagen de otros pueblos o naciones, que el poeta trata de comparar con la vid-Israel.?
3¿Se toma de ella un trozo
para hacer algún objeto,
o se fabrica una percha
para colgar los cacharros?
4Si se echa al fuego#15,4: fuego: La mención del fuego (vv. 4.5.6.7) hace referencia al incendio que acabó con la ciudad de Jerusalén tras el asedio babilónico. como combustible,
sus extremos se consumen en las llamas
y por dentro queda calcinada;
¿servirá entonces para algo?
5Si, cuando estaba intacta,
ya no servía para nada,
una vez devorada por el fuego,
¿qué utilidad podrá tener?
6Por eso, así dice el Señor Dios:
Como he arrojado al fuego,
para que sirva de combustible,
esa madera de la vid,
un árbol entre los otros del bosque,
eso mismo es lo que haré
con los habitantes de Jerusalén,
7pues pienso encararme con ellos.
Han escapado del fuego,
pero el fuego los consumirá;
y reconocerán que yo soy el Señor
cuando me encare con ellos.#14,8.
8Convertiré el país en desolación,
debido a sus infidelidades
—oráculo del Señor Dios—.
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EZEQUIEL 15: BHTI
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La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Ezequiel 15
15
Israel comparado a una vid inútil#15.1-8 El profeta aplica aquí a Jerusalén la antigua imagen de la vid (cf. Sal 80.8-11; Is 5.1-7); pero toma en consideración únicamente la calidad de esa madera, que cuando está seca sólo sirve para ser quemada (cf. Jn 15.6). De este modo, se refiere proféticamente a los acontecimientos que culminaron con la destrucción y el incendio de Jerusalén (cf. 2 R 25.8-10).
1El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2«¿En qué es mejor el tronco de la vid
que la madera de los árboles?
3Su tronco no sirve para nada,
¡ni siquiera para hacer una percha!
4No sirve más que para leña.
Y cuando el fuego ha quemado las puntas
y el centro está hecho carbón,
¿para qué puede servir?
5Si cuando estaba entero
no servía para nada,
¡menos ahora que está quemado
podrá servir para algo!
6»Por eso yo, el Señor, digo:
Así como al tronco de la vid
se le echa en el fuego para que arda,
así también echaré en el fuego
a los habitantes de Jerusalén.
7Yo me declararé enemigo de ellos.
Escaparán de un fuego,
pero otro fuego los devorará.
Y cuando yo me declare su enemigo,
ustedes reconocerán que yo soy el Señor.
8Convertiré su país en un desierto,
por haberme sido infieles.
Yo, el Señor, lo afirmo.»
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