JEREMÍAS 15
15
1Me dijo el Señor:
—Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, no me sentiría bien dispuesto hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que salgan.#7,16+; Sal 99,6. 2Y si te preguntan a dónde han de salir, les dices: Así dice el Señor:
El destinado a la muerte, a la muerte;
el destinado a la espada, a la espada;
el destinado al hambre, al hambre;
el destinado al destierro, al destierro.#43,11; Ap 13,10.
3Les enviaré cuatro destructores —oráculo del Señor—: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar.#Ez 14,21. 4Los pondré como escarmiento de todos los reinos de la tierra, por culpa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá; por lo que hizo en Jerusalén.#24,9 (ver 2 Re 21,2-9).
5¿Quién te va a compadecer, Jerusalén?
¿Quién plañirá por ti?
¿Quién dará un rodeo
para interesarse por tu bienestar?#Is 51,19; Lm 2,13.
6Fuiste tú quien me rechazaste
—oráculo del Señor—,
tú quien me diste la espalda;
por eso alargué mi mano para aniquilarte,
cansado ya de compadecerte.#44,22.
7Los aventé con el bieldo
por las ciudades del país;
dejé a mi pueblo sin hijos,
lo destruí por completo,
pero no cambiaron de conducta.
8Aumenté el número de sus viudas
más que las arenas del mar;
contra las madres con hijos jóvenes
traje devastadores en pleno mediodía;
precipité sobre ellas de repente
pánico y turbación.
9La que ha parido siete hijos
desfallece exhalando suspiros;
se pone para ella el sol en pleno día,
está desconcertada y confusa.
El resto lo entregaré a la espada
como presa para sus enemigos
—oráculo del Señor.
Segunda confesión de Jeremías
10¡Ay de mí, madre mía,
pues me has engendrado
para pleitear y discutir por todo el país!
Ni he prestado ni me han prestado,
y en cambio todos me maldicen.#11,18–12,6+. #Lc 2,34.
11Dijo el Señor:
¿No te he fortalecido para bien?
¿No he intervenido en tu favor
cuando el enemigo te causaba
desgracias y peligros?
12¿Puede romperse el hierro,
el hierro del norte y el bronce?
13Voy a entregar al pillaje
tu riqueza y tus tesoros
por los pecados que has cometido
en todo tu territorio.#17,3-4.
14Haré que sirvas a tus enemigos
en un país desconocido,
pues mi cólera arde como fuego
y va a prender en vosotros.
15Tú lo sabes, Señor:
No me olvides y ocúpate de mí,
véngame de quienes me persiguen.
No descargues mucho tiempo tu ira sobre mí,
ya sabes que soporto oprobios por ti.#11,20; 17,18.
16Si encontraba tus palabras las devoraba:
tus palabras me servían de gozo,
eran la alegría de mi corazón.
¡Yo era reconocido por tu nombre:
Señor, Dios del universo!#Ez 3,1-3; Sal 19,8.10; 119,103.
17Nunca andaba entre la gente
amiga de la juerga y del disfrute;
me obligabas a andar solo,
pues me habías llenado de furor.
18¿Por qué dura tanto mi dolor
y mi herida se vuelve incurable,
imposible de sanar?
Te me has vuelto cauce engañoso,
cuyas aguas son inconstantes.#10,19+.
19Por eso, así dice el Señor:
Si vuelves, te dejaré volver
y estarás a mi servicio;
si quitas la escoria del metal,
yo hablaré por tu boca.
Ellos volverán a ti,
pero no vuelvas tú a ellos.#31,18.
20Haré que seas para este pueblo
muralla de bronce inexpugnable.
Lucharán contra ti,
pero no te podrán,
pues yo estoy contigo
para ayudarte y salvarte
—oráculo del Señor.#1,18-19+.
21Te salvaré de manos de los malvados,
te rescataré del puño de los violentos.
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La Palabra (BLP) versión española Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
Jeremías 15
15
1El Señor me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan! 2Y, si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, adviérteles que así dice el Señor:
»“Los destinados a la muerte, a la muerte;
los destinados a la espada, a la espada;
los destinados al hambre, al hambre;
los destinados al cautiverio, al cautiverio”.
3»Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el Señor—: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo para devorar y las bestias de la tierra para destruir. 4Los convertiré en motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén.
5»¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién llorará por ti?
¿Quién se detendrá a preguntar por tu salud?
6Tú me has rechazado,
te has vuelto atrás
—afirma el Señor—.
Extenderé mi mano contra ti,
y te destruiré;
estoy cansado de tener compasión de ti.
7Te aventaré con la horquilla
por las puertas de la ciudad.
A ti te dejaré sin hijos,
y a mi pueblo lo destruiré,
porque no cambió su conducta.
8Haré que sus viudas sean más numerosas
que la arena de los mares;
en pleno día enviaré destrucción
contra las madres de los jóvenes.
De repente haré que caigan sobre ellas
la angustia y el pavor.
9Se desmaya la que tuvo siete hijos;
se queda sin aliento.
Su sol se pone en pleno día;
¡se queda avergonzada y humillada!
A sus sobrevivientes los entregaré a la espada
delante de sus enemigos»,
afirma el Señor.
10¡Ay de mí, madre mía,
que me diste a luz
como hombre de contiendas y disputas
contra toda la nación!
No he prestado ni me han prestado,
pero todos me maldicen.
11El Señor dijo:
«De veras te libraré para bien;
haré que el enemigo te suplique
en tiempos de calamidad y de angustia.
12»¿Puede el hombre romper el hierro,
el hierro del norte, y el bronce?
13Por causa de todos tus pecados
entregaré como botín, sin coste alguno,
tu riqueza y tus tesoros,
por todo tu territorio.
14Haré que sirvas#15:14 Haré que sirvas (mss. hebreos, LXX y Siríaca); Haré pasar (TM). a tus enemigos
en una tierra que no conoces,
porque en mi ira un fuego se ha encendido,
y arde contra vosotros».
15Tú comprendes, Señor;
¡acuérdate de mí, y cuídame!
¡Toma venganza de los que me persiguen!
Por causa de tu paciencia,
no permitas que sea yo arrebatado;
mira que por ti sufro injurias.
16Al encontrarme con tus palabras,
yo las devoraba;
ellas eran mi gozo
y la alegría de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
Señor Dios Todopoderoso.
17No he formado parte de grupos libertinos,
ni me he divertido con ellos;
he vivido solo, porque tú estás conmigo
y me has llenado de indignación.
18¿Por qué no cesa mi dolor?
¿Por qué es incurable mi herida?
¿Por qué se resiste a sanar?
¿Serás para mí un torrente engañoso
de aguas no confiables?
19Por eso, así dice el Señor:
«Si te arrepientes,
yo te restauraré y podrás servirme.
Si evitas hablar en vano,
y hablas lo que en verdad vale,
tú serás mi portavoz.
Que ellos se vuelvan hacia ti,
pero tú no te vuelvas hacia ellos.
20Haré que seas para este pueblo
como invencible muro de bronce;
pelearán contra ti,
pero no te podrán vencer,
porque yo estoy contigo
para salvarte y librarte
—afirma el Señor—.
21Te libraré del poder de los malvados;
¡te rescataré de las garras de los violentos!»
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