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1 Reyes 3:16-27

1 Reyes 3:16-27 RVC

Por esos días dos prostitutas se presentaron ante el rey, y una de ellas dijo: «Su Majestad, esta mujer y yo vivimos en una misma casa, y mientras yo estaba allí, tuve un hijo. Tres días después, y mientras las dos vivíamos juntas, también ella tuvo un hijo. Nadie más estaba en la casa, sino solo nosotras dos. Pero una noche ella se acostó sobre su niño, y el niño murió. Entonces se levantó a medianoche, tomó a mi hijo, que dormía junto a mí, y lo puso a su lado, y entonces puso al niño muerto junto a mí. En la madrugada, cuando me levanté para darle el pecho a mi hijo, me di cuenta de que estaba muerto; y cuando lo observé bien por la mañana, me di cuenta de que no era mi hijo.» La segunda mujer dijo entonces: «¡El niño vivo es mío; el que está muerto es el tuyo!» Pero la primera mujer insistía: «No, el niño muerto es tu hijo; el mío es el que está vivo.» Entonces el rey dijo: «Una de ustedes afirma que su hijo está vivo, y que el niño muerto es de la otra; y la otra afirma que el niño vivo es el suyo, y que el niño muerto es de la otra.» Entonces el rey dio una orden: «¡Tráiganme una espada!» En cuanto se la llevaron, el rey ordenó: «Traigan al niño vivo, y pártanlo por la mitad, y den una mitad a una, y la otra mitad a la otra.» Entonces la madre del niño vivo, llena de compasión por su hijo, suplicó al rey: «¡Ay, Su Majestad! ¡No lo maten! ¡Que se quede esa mujer con el niño vivo!» Pero la otra dijo: «Ni para ti, ni para mí. ¡Que lo partan por la mitad!» Entonces el rey intervino, y dijo: «Entreguen el niño vivo a esta mujer, que es la verdadera madre.»

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