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1 Samuel 2:12-25

1 Samuel 2:12-25 NTV

Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al SEÑOR ni a sus obligaciones sacerdotales. Cada vez que alguien ofrecía un sacrificio, los hijos de Elí enviaban a un sirviente con un tenedor grande de tres dientes. Mientras la carne del animal sacrificado aún se cocía, el sirviente metía el tenedor en la olla y exigía que todo lo que sacara con el tenedor fuera entregado a los hijos de Elí. Así trataban a todos los israelitas que llegaban a Silo para adorar. Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla. Si el hombre que ofrecía el sacrificio respondía: «Toma toda la que quieras, pero solo después de quemarse la grasa», el sirviente insistía: «No, dámela ahora o la tomaré por la fuerza». Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del SEÑOR, porque trataban las ofrendas del SEÑOR con desprecio. Pero Samuel, aunque era solo un niño, servía al SEÑOR; vestía una túnica de lino como la del sacerdote. Cada año su madre le hacía un pequeño abrigo y se lo llevaba cuando iba con su esposo para el sacrificio. Antes de que ellos regresaran a su casa, Elí bendecía a Elcana y a su esposa diciendo: «Que el SEÑOR les dé otros hijos para que tomen el lugar de este que ella entregó al SEÑOR». Entonces el SEÑOR bendijo a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Entre tanto, Samuel crecía en la presencia del SEÑOR. Ahora bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo. Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando? ¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del SEÑOR no son buenos. Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el SEÑOR, ¿quién podrá interceder?». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el SEÑOR ya había decidido quitarles la vida.

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