El poder divino quita a los poderosos de sus puestos,
no pueden seguir vivos.
Dios parece darle cobijo y seguridad;
pero él observa su conducta.
Los malos tienen éxito,
pero eso es temporal.
Luego serán destruidos y humillados.
Se contraerán como la flor de malva.
Serán cortados como las cabezas de las espigas.